Miguel Lifschitz, quiere terminar su mandato de gobierno siendo el gobernador que no solamente llegó a cada rincón de la provincia, sino que realmente piso suelo de los 365 pueblos santafesinos, pero eso no es todo pretende dejar como políticas de estado algunas acciones que marcaran su ciclo.

El actual Gobernador de Santa Fe, quiere convertirse en la principal referencia opositora desde el 10 de Diciembre. Sin descuidar que tendrá entre sus aliados quienes también pretenden ejercer liderazgo. Y que en todos los casos quienes forman parte del Frente Progresista deben zanjar las heridas internas y reconstruirse rápidamente para ser una alternativa electoral.

A veinte días de entregar el poder Lifschitz, cree que dejará una provincia diez puntos en una Argentina que se cae a pedazos.

En esta época de transición el peronismo hace una fuerte crítica al déficit que recibirán de herencia y que según estos rondaría los 19 mil millones de pesos. Eso se niega rotundamente desde el actual gobierno. A tal punto de asegurar que el déficit real será de 10 mil millones de pesos, totalmente irrelevante para el presupuesto que tiene la Provincia que es de aproximadamente 400 mil millones de pesos.

La administración Lifschitz, también marca que dejaran para que la gestión entrante cobre el próximo año 100 mil millones de pesos. Además de aportes de Anses de casi 6 mil millones de pesos atrasados para la Caja de Jubilaciones y 1.500 millones en Letes que quedaron reperfiladas que se cobrarían en 2020.

En cuanto a las diferencias de traspaso de mandos marcadas por el peronismo recordando aquella de Obeid y Binner, a esta de Lifschitz y Perotti, desde el actual gobierno entienden que los escenarios son totalmente distintos.

La ultima administración peronista fue la de 2003 – 2007, periodo de crecimiento de Argentina al 8 por ciento anual, con una inflación baja y el mejor momento para el campo, sobre todo para el sector sojero. Según la actual gestión del Frente Progresista, la actualidad dista mucho de aquellas épocas, hoy hay un escenario de recesión y retracción de recursos nacionales para la educación, salud, desarrollo social y transporte. Además, el Gobierno Nacional hizo cambios impositivos en IVA y Ganancias de un día para el otro, que perjudicaron a las arcas provinciales en casi 4 mil millones de pesos y no pagaron la deuda para la Caja de Jubilaciones. El contexto económico produjo una baja en la recaudación sobre todo en los últimos meses de este año. Lifschitz y su equipo económico entienden que la administración es sana, porque no hay un déficit operativo si no financiero. Pero también se debió a las políticas que decidieron encarar sin recortes en gastos sociales y manteniendo la cláusula gatillo.

Miguel Lifschitz, sabe que cierra su mandato con una tirantes manifiesta con los gremios estatales, quienes le reclaman el pase a planta permanente de trabajadores. Pero a la hora de hablar de herencia desde el gobierno entienden que dejan una planta de personal con 7 mil empleados menos de cuando comenzó esta gestión. Cargos que están vacantes y podrán ser discutidos con la nueva administración. Ahora, también recuerdan que cuando asumió el Frente Progresista, en la provincia no había paritarias, no se hacían llamados a concurso y la política salarial la marcaba el gobierno a como le dé la gana.

El 10 de Diciembre terminará el mandato de Miguel Lifschitz, y más allá que llegara un balance más profundo luego, también se remarcara la cantidad de obra pública que se llevó adelante en cada rincón de la provincia, sin importar si el pueblo era chico o grande.

Las políticas de estado que deberían tener una continuidad ya que les han cambiado la vida a los vecinos, siempre según este gobierno de Miguel Lifschitz, son aquellas donde se han tratado de contener a una realidad social difícil, pacificando barrios conflictivos y llevándoles herramientas de inclusión. Los casos del Plan Abre y Nueva Oportunidad, son dos ejemplos.

Con otras características el Plan del Norte, ha sido un fenómeno de importancia para una región de la Provincia que se sintió durante décadas postergada. Brindándole la posibilidad de desarrollo al norte santafesino, no solamente con un plan de obras, sino con un desarrollo económico y social, pensado en muchos años adelante.

Para la gestión Lifschitz, la herencia será de una administración prolija y ordenada, que no va a ocasionar problemas, en un marco económico desfavorable y recesivo.

Quedan 20 días para terminar un ciclo de gobierno. Habrá balances de todos. De la actual gestión, para revisar lo que han dejado, lo bueno y lo malo. Pero sobre todo del soberano pueblo santafesino, que será quien realmente tenga su propia opinión acabada de estos años del Frente Progresista.