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POLITICA

27 de mayo de 2019

"Si gano yo, no se va a festejar ni en Santa Cruz ni en Buenos Aires"

Pablo Javkin busca ocupar el carril del medio, y cuestiona a Sukerman y Roy López Molina.

Pablo Javkin Bio | Nació el 19 de noviembre de 1971. Abogado y docente. Concejal. Fue dirigente estudiantil, diputado provincial y nacional. Ex secretario General de la Municipalidad. Candidato a intendente de Rosario

 

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Pablo Javkin sostiene que, si gana las elecciones a intendente, lo importante será que esa victoria "no se festejará ni en Santa Cruz ni en Buenos Aires".

Claramente, el candidato del Frente Progresista a intendente pretende ocupar el carril del medio, y reproduce críticamente aseveraciones de Roberto Sukerman y Roy López Molina, quienes le dicen que deberá cargar "con la mochila de 30 años de socialismo". Ahí, Javkin se planta: "No me extraña que digan lo mismo y que no se den cuenta la mochila que cargan ellos, que es la del fracaso de la Argentina".

—Fue muy crítico en la campaña de las primarias con el socialismo, rival en la interna. ¿Apareció ahora el "affectio societatis"?

—Siempre sostuve que le iba a hacer bien al Frente Progresista que yo ganara la interna. Dije que se iba a renovar, que había expectativas nuevas. Eso es lo que sucedió, y ahora vamos a pelear todos juntos para mantener Rosario y Santa Fe. Se trata de cómo cuidar mejor a los rosarinos, cómo ordenar la ciudad y estar presentes en la calle cuando el vecino reclama presencia del Estado. A toda hora.

—¿Contra quién será la pelea, contra Cambiemos y el peronismo?

—A nivel provincial y municipal, es una elección entre el peronismo y el Frente Progresista. O gana el kirchnerismo o gana el Frente Progresista.

—Se viene dando una saga de triunfos peronistas hasta en lugares impensados, caso ciudad de Córdoba. Allí el peronismo no ganaba desde 1973. En Rosario tampoco gana desde ese mismo año. ¿Esta vez la ciudad le puede volver a abrir las puertas al peronismo?

—No creo que Rosario vaya para atrás. Y no quiero que la ciudad sea botín de guerra de la grieta porteña. Si yo gano, no se va a festejar ni en Santa Cruz ni en Buenos Aires, se festejará en Rosario. Los rosarinos siempre elegimos por lo nuestro y hemos hecho las cosas mejor que en otros lugares. No me imagino a la obra pública rosarina con Lázaro Báez o Calcaterra, ni entrar en la grieta de insultos que marca la política nacional. Somos distintos.

—Sukerman y López Molina aseguran que usted es el candidato de los 30 años de socialismo, y que tiene que cargar con esa mochila.

—No me extraña que digan lo mismo y que no se den cuenta la mochila que cargan ellos, que es la del fracaso de la Argentina. Hace tres períodos que no crece, con más pobres. Un país que se debate entre Comodoro Py y el Juzgado de Dolores. Los rosarinos no queremos eso.

—¿Hay alguna decisión que vaya a tomar si es intendente, que lo haya convencido en la campaña?

—Necesitamos llenar la ciudad de cámaras, tener monitoreo propio. El municipio tiene que tener mayor control de lo que sucede en el territorio. Y tener presencia. Que el que haga las cosas bien se sienta motivado y que el que las hace mal, las pague. Mi sueño sería que nos destaquemos por ser la ciudad más ordenada, la de mayor respeto por el otro, la que más cuida la convivencia. Sueno con poner a la ciudad en ese lugar.

—Rodríguez Larreta nos dijo en una entrevista que la clave son las cámaras. Y que en Caba se pudieron dilucidar delitos de mucha repercusión.

—Es importante para la prevención del delito saber que se está viendo lo que pasa. Y una cosa es el 911 y otra cosa es cómo lo mira la ciudad. La cuidad mira la movilidad, el tránsito, la moto que se desplaza en forma incorrecta, mira a los chicos cuando salen de la escuela, cuando cierran los negocios. Y la presencia del Estado se organiza en base a lo que ve. Pero, además, permite sentarse todo el tiempo con el jefe de policía y los fiscales, con información directa. Sin depender del informe de los otros. Y yo lo pienso hacer todas las semanas.

—¿No debería ser también un objetivo suyo que la ciudad tenga leds en toda su extensión?

—Iluminar, abrir calles, ampliar lo que está haciendo el Plan Abre, el Nueva Oportunidad. Hay que ser muy decididos para crear programas que les sirvan a los pibes, que les den presente y futuro. Eso llevará a una ciudad menos violenta, y eso debe ser prioridad. Y hay que trabajar el control de armas, hay demasiadas en Rosario.

—¿Es lo mismo para usted que el gobernador sea Bonfatti o Perotti?

—No. Yo quiero un gobernador rosarino, que sepa cuáles son las obras prioritarias. Firmaremos un acuerdo con Antonio (por Bonfatti) que establezca qué tenemos que hacer entre provincia y municipio, por ejemplo en los bajos del Saladillo o en la recuperación del tren. Quiero tener un gobernador al que no le tenga que explicar donde quedan esas obras. Los rosarinos tienen que recordar lo que le pasaba a la ciudad cuando los gobernadores no eran rosarinos. Prefiero un gobernador rosarino.

—¿El intendente de Rosario no debería discutir con el gobernador cómo se pagan servicios más baratos, el costo de las tarifas en la ciudad?

—A los municipios les tiran problemas que, por sí solos, no pueden resolver. Yo voy a pelear para defender a la ciudad con quien sea gobernador y también con el presidente. No le voy a deber a ningún presidente ni ex presidente el ser intendente de Rosario.

—Las primeras diez seccionales, el macrocentro, prefirió a usted por sobre la candidata socialista. ¿Cuál fue el mensaje?

— Hay una afirmación de lo propio. Los rosarinos nos conocemos, a los empresarios rosarinos les gusta tener sus apellidos en las empresas. Los grandes intendentes soñaron en grande y tuvieron conflictos con las autoridades nacionales: Lamas, Culaciati, Carballo, Usandizaga, Cavallero, Binner. Hay que reafirmar esa rosarinidad, porque siempre nos fue bien cuando la prioridad fue Rosario y no los intereses nacionales.

—¿Cómo observa el panorama político nacional? ¿Lo seduce algún espacio?

—No me imagino al país con cuatro años más de macrismo o con la vuelta del kirchnerismo. Ojalá podamos aportar a que haya una alternativa más seria.

—¿Se siente parte del radicalismo?

—Participé toda mi vida en el radicalismo. Y cuando me fui, no dejé de participar en el Frente Progresista. Los peronistas dicen que también estuvieron siempre, pero estaban cuando la obra pública la hacía Dromi o robaban con Lázaro Báez. La Argentina debería tener una alternativa ligada a la geografía donde la riqueza se produce. Y eso, claramente, debería suceder para bien. Que la Argentina se parezca a Santa Fe.

 

La Capital

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