El gobierno se encuentra en una posición fortalecida, mientras que la oposición se muestra fragmentada y sin una narrativa clara. Esta situación permite al gobierno controlar la agenda en el Congreso, lo que resulta fundamental. La fragmentación del peronismo y la creación de nuevos bloques, sobre todo por parte de gobernadores del norte que pactan con el gobierno, son señales que indican que en diciembre se definirá la conformación final del Congreso. Esto le otorga al gobierno la posibilidad de aprobar el presupuesto y avanzar con su agenda de reformas.

En cuanto a las reformas, hay un impulso desde la Comisión de Mayo con propuestas como la reforma laboral y un debate abierto sobre la cuestión impositiva. Sin embargo, el gobierno busca consenso y se muestra prudente, lo que lleva a un enfoque gradualista en lugar de una revolución estructural. Aunque hay intención de reformar, el gobierno reconoce que necesitará acuerdos, lo que limita el alcance de las reformas. Esto genera calma en algunos aspectos, pero también preocupación, especialmente en relación con la política monetaria y el ajuste cambiario, así como la forma en que se pagará la deuda en 2026.

La cuestión de la acumulación de reservas se convierte en un tema recurrente. El gobierno ha decidido no acumular reservas para evitar más emisión de pesos, lo que podría generar inflación o un déficit cuasifiscal. La situación con el Fondo Monetario Internacional es delicada, ya que el gobierno ha tenido que pedir un perdón en la primera revisión del acuerdo, y se anticipa que necesitará solicitar otro al final del año. Aunque el gobierno se siente fortalecido por los resultados electorales y su relación con Estados Unidos, la falta de dólares genera incertidumbre en el mercado, lo que impacta en el riesgo país.

Otro punto de preocupación es el tipo de cambio. A pesar de un aumento en las exportaciones, especialmente en el sector energético, la balanza del turismo muestra un saldo negativo. Los industriales se quejan del atraso cambiario y la apertura comercial, lo que añade tensión al debate. El gobierno mantiene la postura de que el dólar estará más cerca del techo que del medio de las bandas de flotación, pero la liberación total del tipo de cambio parece lejana, lo que complica la inversión en el sector privado.

En resumen, el gobierno se presenta como más fuerte, pero las reformas avanzan de manera limitada. Las señales son positivas, pero el enfoque gradualista puede postergar decisiones críticas. La búsqueda de acuerdos es válida, pero se trata de acuerdos puntuales y no de una apertura amplia de la coalición. Las designaciones en el nuevo gabinete refuerzan el peso de los hermanos Milei, lo que sugiere que el gobierno podría estar más enfocado en ratificar su rumbo que en resolver problemas fundamentales. Esto implica riesgos, ya que la volatilidad del mercado y la vulnerabilidad ante shocks externos son preocupaciones constantes. La oportunidad de avanzar es ahora, y el gobierno debe actuar antes de que las circunstancias cambien.