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INTERNACIONALES

30 de octubre de 2025

China admitió que su política del hijo único fue un error irreversible

El 29 de octubre de 2015, el gobierno chino anunció el fin oficial de la Política de Hijo Único. A una década de ese momento, las consecuencias demográficas y sociales hacen evidente que el cambio llegó demasiado tarde para revertir el declive poblacional.

La Política de Hijo Único fue instaurada en la República Popular China en 1979, bajo el liderazgo del Deng Xiaoping, con el objetivo de reducir el crecimiento demográfico que se consideraba incompatible con el desarrollo económico planificado.

Aplicación de la política

Inicialmente, la medida se aplicó especialmente en zonas urbanas, donde se estableció el máximo de un hijo por pareja, con excepciones limitadas en las áreas rurales o para minorías.

Mmenos trabajadores para sostener una población envejecidaMmenos trabajadores para sostener una población envejecida

Para asegurar el cumplimiento, el Estado combinó incentivos para las familias que respetaban la norma (mejor acceso a vivienda, empleo y crédito) con sanciones para quienes la violaban (multas equivalentes al salario familiar por hijo excedente).

El gobierno estimó que la política evitó entre 300 y 400 millones de nacimientos adicionales, una cifra que reflejaba la escala del programa.

La propaganda oficial china instaba a las familias a cumplir la restricción de tener un solo hijoLa propaganda oficial china instaba a las familias a cumplir la restricción de tener un solo hijo

Consecuencias demográficas

La política del hijo único produjo un desequilibrio de género (por preferencias culturales hacia los varones), un rápido envejecimiento poblacional y una caída sostenida de la tasa de fecundidad.

No obstante, las medidas llegaron cuando la dinámica demográfica ya estaba muy comprometida: en 2022 la tasa global de fecundidad cayó a 1,09 hijos por mujer —una de las más bajas del mundo para un país de su tamaño—, y en 2023 la población comenzó a descender.

Hoy China se enfrenta a una proporción creciente de personas mayores de 60 años (alrededor del 18,7 %) y la estimación es que para 2050 más del 25 % de la población tendrá más de 65 años.

El efecto es doble: menos trabajadores para sostener una población envejecida y una estructura social que ya fue modelada para familias de uno o dos hijos —lo que dificulta un cambio brusco de comportamiento. Las parejas jóvenes optan por retrasar o evitar tener hijos por los altos costos de crianza y vivienda.

Hace apenas unos años China aún era el país más poblado del mundo, pero desde 2023 el puesto pasó a India. El país intenta ahora impulsar la natalidad con subsidios a la crianza y ampliación de licencias parentales, pero los expertos advierten que la “bomba demográfica” estaba ya armada.

Fuente: El Litoral

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