Viernes 13 de Junio de 2025

Hoy es Viernes 13 de Junio de 2025 y son las 17:09 -

SALUD

12 de junio de 2025

¿Por qué cuesta tanto hacer ejercicio? La ciencia reveló una sorprendente causa evolutiva

Un reconocido profesor de Harvard aseguró que no hacer ejercicio no es señal de pereza, sino un rasgo heredado de nuestros ancestros. Comprender esta raíz evolutiva puede cambiar nuestra forma de relacionarnos con el movimiento y ayudarnos a adoptar hábitos más sostenibles y placenteros.

La dificultad para iniciar una rutina de actividad física no es necesariamente un signo de flojera o falta de disciplina. Según el reconocido antropólogo y profesor de la Universidad de Harvard, Daniel E. Lieberman, esta falta de motivación está profundamente enraizada en nuestra evolución como especie.

En su libro Exercised, el académico sostiene que nuestros antepasados no hacían ejercicio por placer, sino por necesidad: cazar, recolectar, huir o migrar. Es decir, el movimiento era obligatorio para sobrevivir.

“Los seres humanos evolucionamos para evitar esfuerzos innecesarios”, resume Lieberman. Desde esta óptica, elegir permanecer en reposo cuando no hay una necesidad urgente es una reacción biológicamente lógica.

GentilezaLa ciencia reveló una sorprendente causa evolutiva.

El cerebro y la energía

Nuestro cerebro está diseñado para ahorrar energía. En contextos históricos donde la comida era escasa y conseguirla implicaba riesgos, evitar el gasto calórico innecesario era una cuestión de vida o muerte. Ese patrón sigue vigente, aunque nuestras condiciones de vida hayan cambiado.

Esta tendencia a evitar el esfuerzo puede explicar por qué, incluso con las mejores intenciones, muchas personas postergan o abandonan el entrenamiento. “No sos perezoso, sos normal”, repite Lieberman en sus charlas.

La genética también influye

Estudios realizados por investigadores como Rodney Dishman (Universidad de Georgia) han demostrado que entre un 20% y un 60% de la predisposición a realizar actividad física está determinada por la genética. En particular, se ha observado que los niveles de sensibilidad a la dopamina, el neurotransmisor asociado al placer, pueden influir en el disfrute del movimiento.

Esto significa que quienes tienen una menor respuesta dopaminérgica podrían necesitar estímulos externos más potentes —como el acompañamiento social, la música o un entorno agradable— para activarse.

GentilezaUn reconocido profesor de Harvard aseguró que no hacer ejercicio no es señal de pereza.

Estrategias prácticas

Entender que no moverse es parte de nuestra biología no significa resignarse. De hecho, Lieberman y otros especialistas coinciden en que es posible “engañar” al cerebro aplicando ciertas estrategias:

  • Incorporar el placer: Actividades como bailar, caminar con amigos o practicar deportes grupales son más efectivas que rutinas solitarias y forzadas.
  • Reducir la exigencia: No es necesario correr una maratón. Caminar 30 minutos al día puede tener efectos positivos significativos.
  • Eliminar la culpa: Sentir que uno “falla” por no tener ganas de entrenar solo refuerza la conducta de inacción.
  • Buscar acompañamiento profesional: Un kinesiólogo o entrenador puede guiar y personalizar rutinas para que sean sostenibles y adecuadas.

La próxima vez que te cueste salir a entrenar, recordá que no estás fallando. Simplemente, estás lidiando con una estructura biológica que busca ahorrar energía. La clave está en aceptar esta realidad y encontrar formas amables, placenteras y sostenibles de incorporar el movimiento a tu vida diaria.

Fuente: El Litoral

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!