OPINIÓN
2 de enero de 2025
Un brindis por el deseo y la esperanza por resolver nuestros problemas
Cerramos el año. La guerra sin final en Ucrania, el terrorismo, la guerra sin final en Medio Oriente, y la guerra y la hambruna que alcanza a 25 millones de personas en Sudán son solo algunas de las crisis que marcan nuestro presente. La migración desesperada de africanos y asiáticos hacia Europa, así como la de sudamericanos y centroamericanos hacia los Estados Unidos, se suma a este panorama sombrío.
Las catástrofes del clima, con fríos extremos, lluvias interminables, sequías, huracanes y ciclones, también nos afectan. La guerra comercial entre Estados Unidos y China, el regreso de Donald Trump y el avance de candidatos disruptivos en democracias liberales son temas que no podemos ignorar. La perpetuación de dictaduras, como la de Venezuela, y el crecimiento exponencial del uso de la inteligencia artificial son realidades que nos rodean. Además, el avance del narcotráfico en casi todos los países del mundo y la proliferación de noticias falsas por todas las plataformas digitales complican aún más el panorama.
A veces, creemos que el mundo nos queda lejos y repetimos que nos queda lejos, como una forma de ponernos a salvo. Sin embargo, descubrimos que ese mundo remoto está muy cerca. Lo confirmamos cuando notamos cómo nos afecta, tanto para lo bueno como para lo malo. Un albañil de Rosario o un almacenero de Idiazabal puede sufrir las consecuencias de una sequía prolongada en Estados Unidos. Si la cosecha es mala o buena en ese país, el precio de la soja en Córdoba, en Santa Fe o en la provincia de Buenos Aires puede modificarse, lo que repercute en los productores locales.
Los argentinos, en ocasiones, nos creemos insignificantes y otras veces muy importantes, todo de un día para el otro. Para mí, ni tanto ni tan poco. Creemos tener una agenda propia, y la tenemos. Pero es la Argentina la que comparte su agenda con el resto del mundo. Los asuntos remotos también les afectan a aquellos que no son argentinos, así como nuestros propios asuntos nos afectan a nosotros. El combate contra la inflación, la pobreza, la corrupción, la inseguridad cotidiana, el flagelo del narcotráfico y el drama de las adicciones son temas que nos involucran directamente.
Puedo seguir la lista. Siempre dudé de la idea de hacer balances al final de cada año. Este no es un balance. Es simplemente una agenda de temas que continúa dentro de unas horas cuando celebremos la llegada del 2025. Mañana, cada uno de nosotros seguirá dándole pelea a esta agenda, la más próxima y la más lejana, así como a la agenda personal de cada uno, la de nuestra vida cotidiana, la de nuestra familia, la de nuestros amigos y la de nuestro barrio.
Deseo que todos conservemos el deseo y la esperanza. Porque la lucha nunca se termina y nunca dejará de ser necesaria. Para eso hace falta deseo y esperanza. Por lo tanto, les deseo deseo y esperanza para el 2025. Feliz 2025 para todos.
Fuente;Cadena3
COMPARTIR:
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!