"Fue una política sanitaria que pese a los vaivenes políticos, a golpes de Estado y con avances y retrocesos se pudo mantener por décadas. El objetivo fue administrar los créditos en dólares de organismos como el BID y tener un organismo específico, con las capacidades técnicas necesarias para el acceso a préstamos internacionales que tenían el objetivo de crear servicios de agua potable centralizados, ante un grave panorama de enfermedades de transmisión hídrica, como el cólera o la fiebre tifoidea", explicó.

Desarrollos económicos

"Con el Enohsa también crecieron industrias que desarrollaron cañerías, equipos eléctricos, motores, todo tipo de infraestructura vinculada a la obligación del sector público de proveer agua potable por sí o a través de cooperativas, que también necesitaron de una mayor educación de la población para aceptar el agua potable en zonas donde había agua de napas sabrosa pero peligrosa", destacó Villa Uría. Y advirtió: "no hay mejor política sanitaria que proveer de agua potable" y recordó un eslogan que en África salvo incontables vidas. "El agua para beber debe tener un ligero sabor a cloro", repitió al mencionar que las políticas de organismos de crédito multilaterales, como el BID, debieron contar con adaptaciones locales como ese eslogan entre las naciones africanas que obtuvieron préstamos. En las décadas del '60 y el '70 es posible aún encontrar esa expresión también en las áreas menos desarrolladas de América Latina.

Imagen ilustrativa.

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