OPINIÓN
30 de septiembre de 2024
Materia pendiente: ¿Medimos bien la pobreza?
.
No hay duda de que la pobreza aumentó. No hacen falta estadísticas para verlo. Pero cada vez más especialistas ponen bajo la lupa la forma en que se hace esa estadística. Tampoco esto es para justificar al gobierno de Milei ni mucho menos: la pobreza se mide igual desde hace 40 años en el país. Así que cualquiera que quiera justificar a Milei diciendo que “lo que pasa es que se mide mal” debe justificar también a Alfonsín, a Menem, a De la Rúa, a Duhalde, a los Kirchner y a Alberto Fernández.
El punto es tener una mejor medición de algo tan crucial. Cada vez más especialistas cuestionan la medición. Y también la han cuestionado los distintos gobiernos cuando las papas queman. Ahora, ¿es lógico pensar que en Bolivia la pobreza alcanzó en 2023 al 36,6% de la población mientras en Argentina, en el mismo momento, era de 41,7%?
¿Qué cuestionamientos se hacen? Vamos con los más importantes.
Uno es que el Indec, en su Encuesta Permanente de Hogares, pregunta a los encuestados cuáles fueron los ingresos del hogar. No sabemos si la gente responde sólo por lo que le entra como sueldo. Los más pobres, ¿incluyen lo que ingresa por AUH o por planes sociales? La jubilada que con su marido logró comprar en su vida una casita o un departamento extra, ¿se acuerda de incluir el alquiler que recibe como ingreso?
Después están los subsidios. La familia que tiene tres chicos con boleto gratis para ir a la escuela no declara ese subsidio como ingreso. Pero luego el Indec, cuando mide la inflación y estima cuánto gasta esa familia en transporte, eso figura como un gasto del hogar. Lo mismo pasa con los remedios gratis del Pami en el caso de jubilados y tantas cosas más.
Otro tema: la mitad de la economía argentina es en negro. Es una gigantesca bola que no sólo está oculta para la Afip sino para nosotros mismos. El electricista que tiene dos ayudantes en negro, ¿dice una cantidad menor por miedo a que esa información llegue a la Afip?
Hay un sesgo geográfico también. El Indec sólo encuesta las 31 ciudades más grandes del país, donde vive menos del 70% de la población y donde se aloja casi toda la Argentina que vive del Estado. Cuando el Estado, como ahora, congela salarios, echa contratados, cancela contratos de consultoras y contratistas, el peso del ajuste impacta mucho en la estadística general, aunque en Marcos Juárez, Rafaela, Tandil y miles de pueblos y ciudades no haya contratados del Ministerio de la Mujer de la Nación que se hayan quedado sin ingresos. Al revés, cuando el Estado, para no ajustar, ahoga con impuestos a las empresas de Marcos Juárez, Rafaela y Tandil, el Indec no anota el desempleo y la pérdida de ingresos que todo eso produce en esas regiones.
El propio Indec da cifras que no cierran. Por dar sólo un ejemplo, el propio Censo del Indec arrojaba, en 2022, que casi la mitad de los indigentes (no los pobres, los indigentes) vivían en vivienda de calidad constructiva suficiente y que el 60% tenía cloacas. Por dar otro ejemplo: ¿puede ser pobre más de la mitad de la población cuando el propio Indec dice que sólo el 5% de los argentinos vive en viviendas con algún grado de hacinamiento?
Fuente: cadena 3
COMPARTIR:
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!