OPINIÓN
27 de septiembre de 2024
¿Avanzar o detenerse ante la luz amarilla del semáforo?
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Me encuentro reflexionando sobre un tema que genera confusión en muchos automovilistas: el semáforo amarillo. Recientemente, un incidente en la ciudad de Córdoba puso de manifiesto la falta de claridad sobre lo que significa esta luz y cómo debemos actuar ante ella.
Durante una conversación, surgió la pregunta sobre qué hacer cuando el semáforo se pone amarillo. La mayoría de los conductores parecen tener opiniones diferentes. Algunos dicen que frenar es la opción más segura, mientras que otros consideran que si están cerca de la intersección, es mejor seguir avanzando. Esta ambigüedad se traduce en situaciones peligrosas, como el choque que mencioné al inicio.
Una encuesta realizada en Buenos Aires reveló que el 62,8% de los encuestados frena ante la luz amarilla, el 20,8% evalúa si detenerse o no, y solo el 4,7% acelera. Este último dato es preocupante, ya que indica que una minoría se arriesga a ignorar la señal. La confusión no solo afecta a automovilistas, también se extiende a ciclistas y peatones, quienes deben respetar las mismas normas de tránsito.
La Ley Nacional de Tránsito establece que si un conductor se encuentra en la intersección cuando la luz amarilla se activa, puede continuar. Sin embargo, si aún no ha cruzado la senda peatonal, debe frenar. Esta regla parece clara, pero la interpretación varía según la ordenanza local. En Córdoba, por ejemplo, se sostiene que el conductor debe avanzar si ya ingresó a la intersección, lo que complica aún más la situación.
Es fundamental que todos los actores viales comprendan la importancia de la luz amarilla y actúen en consecuencia. La falta de unificación en las normativas de tránsito entre jurisdicciones crea confusión y aumenta el riesgo de accidentes. Es hora de que se establezcan criterios claros y coherentes a nivel nacional que faciliten la comprensión y el cumplimiento de las normas de tránsito.
En resumen, el semáforo amarillo no es solo una señal de precaución, sino una invitación a evaluar nuestra situación en la vía. La educación vial y la claridad en las normativas son esenciales para mejorar la seguridad en nuestras calles. No podemos permitir que la ambigüedad siga poniendo en riesgo nuestras vidas y las de los demás.
Fuente: cadena 3
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