OPINIÓN
25 de septiembre de 2024
Es economista y abandonó su trabajo para vender café
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Quiero compartir con ustedes una historia que me ha llamado profundamente la atención: la de Emanuel Vidal, un economista que decidió cambiar radicalmente su vida. Después de muchos años trabajando en diversas empresas, Emanuel sintió que necesitaba un cambio. Así, renunció a su trabajo y optó por vender café en una estación de tren.
Su día comienza a las 4 de la mañana, cuando prepara su carrito de venta en la estación Lomas de Zamora. Lleva consigo 12 termos de café, algunas golosinas y criollos, bajo el nombre de su emprendimiento: Café del Tren. Cada día, recorre el andén y vende alrededor de 40 cafés, manteniendo el precio en mil pesos desde abril. Este cambio en su vida no fue impulsivo; Emanuel realizó un análisis de mercado y evaluó sus posibilidades antes de dar el paso.
La historia de Emanuel, que hoy publica el diario Clarín, es un reflejo de una búsqueda por el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. A pesar de haber alcanzado una comodidad económica, se dio cuenta de que el tiempo con su familia era lo que realmente le faltaba. La pérdida de su padre y su hermana lo llevó a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y a tomar la decisión de dejar su empleo en relación de dependencia a los 35 años.
Hoy, Emanuel disfruta de su nuevo estilo de vida. Vende café en la estación y se asegura de estar presente para sus hijos, preparándoles el desayuno y llevándolos al colegio. La satisfacción que siente al escuchar a su hijo menor decir "papá, te quiero" es algo que no tiene precio. Este cambio ha resonado en muchos de nosotros, que en algún momento hemos pensado en cómo equilibrar nuestras responsabilidades laborales con el tiempo que queremos dedicar a nuestros seres queridos.
He recibido mensajes de oyentes que se identifican con la historia de Emanuel. Germán, por ejemplo, me comenta que, aunque tiene un buen sueldo, siente que se le pasa la vida trabajando y anhela disfrutar más tiempo con su familia. Otros oyentes expresan sentimientos similares, reconociendo que, a pesar de sus esfuerzos por brindar lo mejor a sus familias, la vida puede escaparse entre las obligaciones diarias.
La reflexión que nos deja Emanuel es importante: el tiempo es un recurso que todos valoramos, independientemente de nuestra situación económica. En su infancia, él pensaba que la felicidad llegaría con el dinero, pero al alcanzarlo, se dio cuenta de que había algo más valioso: el tiempo que se puede compartir con los seres queridos. La búsqueda de ese equilibrio es lo que todos anhelamos, y quizás la historia de Emanuel nos inspire a replantearnos nuestras prioridades.
Como dice Sophia Loren en una reciente entrevista, el tiempo pasa volando y es fundamental disfrutar del presente. Su deseo de vivir cada momento al máximo es un recordatorio de que, al final, lo que realmente importa son los instantes compartidos con quienes amamos. Así que, en esta mañana, los invito a reflexionar sobre cómo podemos encontrar ese equilibrio en nuestras propias vidas.
Fuente: cadena 3
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