La final de la copa del mundo se jugará en la provincia de Buenos Aires, y Cambiemos deberá brindar con champán por la decisión de Florencio Randazzo de enfrentar a Cristina Fernández con el sello PJ.

Ahora sí, el presidente de la Nación. Mauricio Macri, tiene una buena razón para esperar con expectativa un triunfo en el principal distrito que, de hecho, plebiscite su gestión y lo ponga en carrera para la reelección en 2019. Todo lo malo que el gobierno nacional está haciendo en materia económica se reconstituye en lo político, en este cierre de listas.

El voto peronista quedará dividido en tres en la madre de todas las batallas: desde lo fáctico no es lo mismo que Cristina deba pelear votos con un candidato del sello PJ a presentarse como postulante exclusiva de ese vector, aún llevando como nombre de la escudería a Unión Ciudadana. Se prevé un final cerradísimo en el mes de octubre, donde cada voto tendrá un peso decisivo. Cada sufragio que Randazzo le quite a la ex presidente se hará notar en la cuenta final.

Té para tres

Al margen de las operaciones políticas que se mantuvieron encendidas toda la jornada de ayer, la rosca del último día se circunscribió a tres personajes: Cristina, Randazzo y Sergio Massa. Uno de esos tres se quedará afuera de la Cámara de Senadores.

Si algún desprevenido creía que el gran negocio del macrismo pasaba por la polarización, se equivocó. La falta de respuestas positivas desde la gestión en materia económica, que puede llegar a limar hasta el voto de muchos que sí apoyaron a Macri en el ballottage, necesitaba de Randazzo en el escenario para dispersar peligros.

Hasta tal punto el oficialismo respiró cierta tranquilidad que decidió concurrir a comicios a senador con Esteban Bullrich, quien tiene escasísimo grado de conocimiento popular. Como le dijo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, a LaCapital: "El candidato es el equipo. El candidato es Cambiemos". Y debe ser así nomás, porque Graciela Hormiga Ocaña estaba en otro encuadre político hasta hace poco tiempo y ahora es primera postulante a diputada nacional por el macrismo. Cambia siempre, Ocaña.

El frenético cierre de listas deja ver y escuchar los crujimientos en el peronismo, que trata de hacer pie sin conseguirlo tras la derrota electoral de 2015. Si Cristina gana las elecciones en el principal distrito del país, seguirá siendo "la jefa", pero con el agravante de haber prescindido de los símbolos del peronismo. De hecho, la gran novedad es que la dos veces presidenta ha demostrado en los hechos su creencia íntima de que el PJ ya no sirve más.

Lo mismo creen muchos votantes, dirigentes y/o masa crítica de Cambiemos. Allí no van por el kirchnerismo, sino por el peronismo. Se ha escrito en esta columna que los peronistas afuera del poder son como peces afuera del agua. Además, ahora, se ha roto la pecera en la provincia de Buenos Aires. "Gracias, caja de empleados", podría decir Jaime Durán Barba.

Cristina tiene que rezar para que las elecciones de octubre creen un clímax previo parecido al del ballottage, instancia en que votó por el hoy caído en desgracia Daniel Scioli una constelación de vectores ideológicos y políticos diferentes, sólo para que no gane Macri. En octubre debería lograrlo para que no siga ganando Macri.

Para Massa también es el momento de salir de perdedor. Ya no se trata de aspirar a ser el primer perdedor o el segundo ganador: debe ganar las elecciones si quiere ser considerado un integrante de la primera linea de largada en 2019. Si el ex intendente de Tigre no gana las elecciones, Margarita Stolbizer deberá irse a su casa, porque el ganador incorpora dos referencias. Queda sólo una banca para quien salga segundo. Y de ser esa lista el que la encabeza es Massa.

En Santa Fe, los armados ya estaban definidos el viernes, en su gran mayoría. La novedad vino desde el lado del Frente Progresista, que tendrá una compulsa inesperada a diputado nacional: Luis Contigiani versus María Eugenia Schmuck. Será casi una réplica de lo que sucederá a nivel Concejo Municipal, instancia en la que Pablo Javkin, postulante del oficialismo rosarino, chocará pergaminos con Sebastián Chale, radical progresista.

Como se venía insinuando, el PJ santafesino deberá definir entre Agustín Rossi y Alejandra Rodenas. Se bajó el triunviro de la CGT Juan Carlos Schmid, quien se quedó sin espacios para jugar en una interna como la que se viene.

Lo que asombra en la constelación de candidaturas es la cantidad de personajes que competirán sin haber terminado el mandato por el que se los votó anteriormente. Debería ser políticamente correcto que quienes aspiran a ingresar a otro cargo renuncien al que están usufructuando a la hora de hacer campaña.

En Cambiemos, un sector amagó con presentar una tercera lista, encabezada por el concejal Gabriel Chumpitaz. Al conseguir que incorporaran al cuarto lugar a una referencia de ese sector en la lista oficial, decidieron que esa potencial nueva nómina no saliera a escena. Sí afila el sable Jorge Boasso, dispuesto a batallar contra Albor Cantard, el número 1 de la escudería de José Corral y compañía.

Esos son, apenas algunos frentes, algunas referencias de un enjambre de precandidatos santafesinos que saldrán a querer sus cinco minutos de fama. Resultará muy difícil porque hoy la sociedad está pendiente de otras preocupaciones y urgencias.

Rosario también sentirá el bombardeo mediático que, con toda razón, llegará desde la provincia de Buenos Aires: allí se define quién corta el bacalao.

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FUENTE: LA CAPITAL