Entre Ríos tiene un importante antecedente en el cultivo de la vid que se remonta a mediados del siglo XIX, con la llegada de los primeros inmigrantes al país. Por ese entonces, llegó a posicionarse como la cuarta provincia viñatera a nivel nacional. Sin embargo, ese momento de oro de la actividad se vio truncada en 1937, a causa de disposiciones políticas que prohibieron la producción y comercialización de vinos en el país, a excepción de Cuyo. Esta regulación recién llegó a su fin a mediados de los 90, cuando se sancionó una nueva ley que permitía que la actividad vuelva tener presencia en todas las provincias del país.