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FERNANDEZ

11 de diciembre de 2020

Un año perdido, entre pandemia y crisis

Claves. El coronavirus impidió que los gobiernos pudieran mostrar un abanico de acciones positivas por afuera de medidas sanitarias. Temblor político en Santa Fe

Es un ejercicio de honestidad intelectual evitar juzgar a los tres gobiernos (nacional, provincial y municipal) por las promesas incumplidas. Nadie cumplió casi nada, pero la pandemia cambió todos los objetivos de corto plazo.

   Al gobierno nacional no le fue bien, en muchos casos, por errores no forzados, como en la provincia de Santa Fe,que termina el 2020 con una crisis intensísima en el PJ.

Como si nada hubiera pasado con la peste y la economía. Lo mejor del 2020 en términos políticos no tiene que ver con una obra ni nada que se le parezca. Tal vez lo más positivo fue el acercamiento entre el gobernador y el intendente de Rosario. Sorprende la empatía entre ambos.

Santa Fe, al rojo vivo

Santa Fe amaneció complicada políticamente desde el mismo momento de la transición. De aquellos lodos estos polvos. Nadie puede saber en qué terminará la disputa política entre el Ejecutivo y el Senado, entre el Ejecutivo y el Frente Progresista. Mientras, eso sucede ya hay más de 200 homicidios en Rosario. Ojalá el 2021 sea una oportunidad de poner en practica esa cita de Ortega y Gasset, que no por gastada deja de tener vigencia: “A las cosas””.

   El primer año de Fernández debe rescatarse más por lo que evitó que ocurriera para mal. Todo pudo haber sido mucho peor. Pese a las voces de catástrofe, hasta el momento (crucemos los dedos) no hubieron desbordes sociales. La acción estatal ha sido intensa durante la pandemia, hasta el punto que el 90% de los hogares recibió alguna ayuda del Estado.

   En ese sentido, punto a favor para Fernández. En todo lo demás, ha sido un presidente de la Nación confuso y confundido. Cuesta creer que a esta altura del partido (aunque recién va un año de gestión) alguien se sorprenda de la relación equidistante entre el presidente y su vice, la que lo puso en la cima del poder.

   La ex presidenta designó a Fernández para hacer lo que ella no podía en materia de vínculos con el poder económico, pero siguiendo la matriz kirchnerista en otras cuestiones. Ahora, el presidente hace que su gobierno no tenga previsibilidad. Un día alguien declara contra Nicolás Maduro y otro día el país no cuestiona las elecciones truchas en Venezuela. Un día se pide expropiar Vicentin y otro día se lo convoca a Perotti para que presente una solución superadora.

La mochila de Alberto

 Se dijo desde hace mucho en esta columna que Fernández no es de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario. Todo está a la vista. Pero ese no es el principal problema del jefe del Estado,quien, además, debe cargar la mochila de un gabinete de mediocre a malo.

   Por estas horas, Fernández, Perotti y Javkin piensan en una palabra: relanzamiento. Deberá venir en tanto y en cuanto el coronavirus ofrezca un respiro que vaya más allá de estas semanas.

   El mandatario santafesino aún tiene en gateras los cambios en el gabinete. Afronta la crisis política sin ministro de Gobierno. ¿Logrará Perotti unificar voluntades después de este momento de tensión, en el que su ministro de Seguridad es acusado por “gestionar” las denuncias contra Armando Traferri, el presidente del bloque de senadores?

   Hay un clima de inestabilidad adentro del peronismo que no sale a la luz. Mientras Perotti cumple con el aislamiento por el coronavirus que padece, todos están hablando con todos. Y con preocupación.

   Pero, volviendo al año que se termina para la Casa Gris, hay una buena noticia proyectada a futuro. Tiene una caja henchida que le permitirá gastar en el año en que hay que ganar las elecciones. Walter Agosto convirtió en verde el rojo que recibió del gobierno anterior. Los intendentes ya forman fila esperando que la piñata electoral los bañe de pesos.

Guzmán, manos de tijera

Fernández no puede disfrutar de la misma situación. Su ministro de Economía, el joven manos de tijera Martín Guzmán, ajusta como en plena época menemista. Sin IFE y sin ATP, las clases medias siguen su derrotero hacia abajo. Y ahí está el principal problema de Fernández.

   Fue designado por Cristina para retener porciones de clase media que ella no podía atraer. A la caída de los instrumentos para garantizar empleo y algo de consumo se debe sumar la insoportable carga del impuesto al trabajo, que es Ganancias.

   Ese mix, debería poner en trance preelectoral al gobierno, pero la oposición es una hoguera de vanidades, camino a la dispersión. Aún en baja, el porcentaje de imagen positiva e intención de voto del oficialismo le alcanza para derrotar no a la oposición, a las oposiciones que irán por caminos diferentes.

   Para cerrar el 2020 con una sonrisa, el gobierno utilizará su mejor cara pintada de verde para darle a la progresía la ley del aborto. Tal vez, vaya paradoja, logre que el 2020 se despida con algarabía en las calles por esa iniciativa.

   Ya habrá tiempo para otras cosas, pensará Fernández. Aunque el tiempo apremia para los bolsillos de la mayoría.

Fuente:La Capital

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