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OPINIÓN

16 de octubre de 2020

Macri volvió y marcó la cancha de la oposición

El ex presidente busca consolidar el voto duro de la oposición y construir sin el ala política

Eramos pocos y volvió Mauricio Macri. Para quienes creían que ya se había retirado de la política, como si la política estuviera emparentada con la carrera de un deportista, el ex presidente agrandó la grieta y puso nerviosos a propios y extraños.

Nadie se retira en política. La única que otorga jubilaciones y pensiones es la sociedad, y para un sector de los argentinos Macri aún tiene viabilidad. Diferente es equipararlo al 41% de las elecciones del 2019. Esa fue una sopa donde confluyeron todas las voluntades antikirchneristas. Que son muchas. Y no ceden.

   Macri pareció erigirse más como jefe de Juntos por el Cambio que como postulante a una banca legislativa, lugar que le aburre y al que solo requeriría para imantarse de fueros. El ex presidente se sacó las ganas de dejar mal parados a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, algo que no pudo hacer mientras era jefe del Estado. En una entrevista con La Capital, en la mitad de su mandato Macri tildó a Monzó “como un hombre que vive pendiente del microclima de la política”. Fue durante aquel reportaje en que autocalificó con un “8” la marcha de su gobierno. El habitante de Los Abrojos también reivindicó a Alfredo Cornejo en la interna del radicalismo, por sobre Martín Lousteau.

Frío, pero a fondo

Con la falta de empatía habitual —cuando habla no se le mueve un músculo— Macri demostró en la charla con Joaquín Morales Solá que se nutre de los argentinos que salen a la calle para criticar al gobierno nacional. Fue la quinta oportunidad en que le mojaron la oreja a Alberto Fernández.

   En un país anómico como la Argentina, a pocos le importa cuidar las condiciones sanitarias. Y ese era argumento del peronismo oficialista para justificar que la derecha le ganó la calle. Pero ese argumento se terminó. Fernández puso a toda la primera línea de la publicidad y la organización de eventos a trabajar para que, el sábado próximo, salgan a la calle los muchachos y muchachas peronistas.

   ¿No es que los opositores que revolean sus banderas son agitadores que quieren derrocar al Ejecutivo y fomentar los contagios del coronavirus? A las palabras, compañeros y compañeras, se las lleva el viento.

   El peronismo está agazapado, esperando el 17 de octubre con el acto virtual desde la CGT y una marcha que les haga decir “acá estamos”. Entre ese tipo de estupideces se debate el país. A nadie se le cae una idea para salir del agobio, la falta de trabajo y las pérdidas económicas de millones de argentinos. Kirchneristas y macristas juegan un juego propio de un país bananero.

Funcionales

Siempre han sido funcionales. Tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos cobraron por ventanilla el negocio de la grieta. Y seguirán haciéndolo. No hay buenas noticias para las terceras fuerzas.

   La aparición mediática de Macri también le sirvió para tomar partido en la insoportable interna que atraviesa el PRO Santa Fe. El ex presidente mencionó a Federico Angelini como el líder del partido y dejó afuera del redil a Roy López Molina. Curiosamente, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, tiene un acuerdo con López Molina, quien acaba de perder a la concejala Renata Ghilotti, que hizo rancho aparte y creó su monobloque. No quieran saber, no le pregunten a nadie las cosas que se dicen adentro de la derecha rosarina.

   A casi nadie, por afuera del círculo rojo, le importan estas historias. Y, lo que es peor, tampoco le importará. El bolsillo tiene razones que la política no razona.

   El 2021 está muy cerca en términos políticos. Y algunas estrategias ya están visibles. El peronismo deberá forjar la unidad, cueste lo que cueste. Hoy, pese a la debacle, el oficialismo gana las elecciones en todas las encuestas y se aprovecha de la dispersión opositora. A saber: en Santa Fe, salvo que explote la interna peronista, el Frente de Todos enfrentará al Frente Progresista, a Juntos por el Cambio, a la izquierda moderada (Del Frade, Ciudad Futura), a Amalia Granata y a la izquierda clasista. “Papita pal’ loro”, dirían en el campo. Lo dicen los peronistas.

La fichita de Perotti

Sabedor de esto, Omar Perotti movió una fichita el sábado pasado y reunió a 50 funcionarios en una videoconferencia. Aunque tediosa, dejó una marca de agua camino a la unidad. Debería saber Perotti, que para ganar las elecciones tendrá que evitar la tentación de jugar con algunos y dejar a otros afuera. Se lo dijo Agustín Rossi en una entrevista televisiva: Todo bien con el Omar, pero las listas se arman con todos.

   A propósito de listas, ¿quién armará las del Frente Progresista a nivel nacional y municipal? Javkin cree que la mejor manera de encarar el proceso a concejal es sin competencia interna, y con el intendente marcando el camino. ¿Aceptarán esto el socialismo y el radicalismo no alineado en el municipio?

   Para quienes aún se entretienen con los juegos de poder de la política, también se vienen tiempos hermosos. Para enemigos y malas noticias ya están la pandemia, la inseguridad y el humo que viene de las islas.

Fuente:La Capital

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