En Rebeldes Sin Siesta dialogamos con la licenciada en Psicología Patricia Faur, para abordar la problemática de los noviazgos violentos en la adolescencia, un fenómeno social cuya gravedad muchas veces se subestima y no se aborda en su complejidad.

“Cuando hablamos de noviazgos adolescentes violentos hablamos del comienzo de la violencia. Hay que estar atentos a los primeros signos, a las primeras relaciones”, sostuvo la especialista y advirtió que “cuando un adolescente participa de un noviazgo violento, de un lado o del otro, hay algo de falta de contención en la red familiar. La situación puede ser una voz de alarma para entender que hay un adolescente en riesgo en muchos sentidos”, explicó.

Faur señaló también que “hay signos de violencia que se van naturalizando desde muy chicos. Los celos, el control, la presión sobre el otro, son particularmente graves en los adolescentes, y no les damos la importancia que merecen como señales de alarma”.

“Cualquier restricción de la libertad o cualquier invasión a la privacidad del otro son hechos de violencia. No podemos naturalizar que un novio le diga a su novia ‘no te pones ese pantalón’ o ‘no salís con tal amiga’, o que ella lo extorsione diciéndole que si hace tal cosa lo va a escrachar en las redes, o que entre ambos se ‘stalkeen’ a cada rato para ver si el otro está conectado, no está conectado, o cuando fue la última vez que vio un mensaje”, apuntó.

Cuando no se actúa frente a los primeros signos de alarma, “vamos naturalizando cosas que en verdad son violentas: las descalificaciones, los insultos, el desprecio y el sometimiento sexual son actos violentos. Hay que empezar desde muy chicos a concientizar a los niños sobre la importancia de decidir sobre el propio cuerpo y la propia vida”, argumentó Faur.

Además, la especialista resaltó el rol que deben tener los adultos ante la violencia en los noviazgos de sus hijos o jóvenes a cargo, y afirmó que tienen el deber de intervenir, especialmente cuando se trata de adolescentes de corta edad: “Es la responsabilidad de padres. Si el adolescente no puede tomar una decisión por sí mismo o no dimensiona el riesgo que está corriendo, los mayores deben actuar“, indicó.

Fuente: Aire de Santa Fe