OPINIÓN
13 de enero de 2025
Milei en números y territorios
Una rápida recorrida por los votos de los presidentes, desde Raúl Alfonsín hasta Javier Milei, lleva a que todos han tenido un número importante (teniendo el 50% como eje) de los votos populares que consagran eso: un presidente, un titular del Ejecutivo en un país donde no hay, repito, no hay una tradición parlamentarista y, de hecho, no existe la serie de mecanismos que tornan las democracias presidencialistas en parlamentarias.
Si fracasa el presidente llega la intemperie hasta la próxima elección y eso se debe a que el Ejército quedó desprestigiado después de Alfonsín y desmantelado después de Carlos Menem. Menos mal. La democracia ha sido buena en este rubro.
La necesidad de un papá
Aquí no hay Primer Ministro. Aquí, en Argentina, hay un hombre fuerte. Mucho, poquito o nada. Cuando llegan a nada y han deshojado la margarita el asunto se convierte en temblequeo, problemas de salud de la democracia y de las libertades individuales, que son las que más asustan y por las que, acaso, se termina votando para eso: para cuidarlas.
Las necesidades individuales no son, obligatoriamente, las necesidades colectivas tanto en libertad como en esperanza. Deberían coincidir. Deberían.
Tal vez lo más relevante desde 1983 a la fecha es que quien esta vez ha sido elegido presidente ha manifestado públicamente que, entre el Estado y la Empresa, prefiere a la Empresa. En los hechos no es tan, tan pero tan así; todavía no es tan ostensible la muerte del Estado.
La amenaza de descuartizar al Estado es pública: es parte del discurso de campaña con el que alcanzó el rango: Presidente. Hay un punto de cruce. La corrupción en el Estado debe combatirse. Pero… "el Estado siempre es corrupto" debe discutirse porque la definición muestra una peligrosa conclusión. El silogismo acaso sea el que quiere conjugar Milei.
Ni tío ni papá, espalda que ayuda
La sustancia de los argentinos lleva a tres cuestiones: salud, educación y seguridad. ¿Quién paga mi enfermedad y me repone sano? ¿Quién me educa volviéndome un integrante de eso, de una sociedad integrada? ¿Quién me cuida de los malos?
Parecería que Milei dice (sugiere): "Andá que te cure Lola, que te enseñe Magoya y que te cuide Robocop". Es un camino.
Milei es el primero que avisa, que claramente elige esa forma de usar los poderes del Estado, pero hay un semáforo en rojo permanente que Milei cruza; sobre los fondos que el Estado recauda el asunto no está claro su uso y -además- muchas empresas recaudan pero es el Estado quien fiscaliza qué dineros, quiénes y por qué.
Hay una madeja con múltiples nudos y difícil de colocar en un solo hilo -sin nudos ni hilachas desde el principio hasta el final- para resolver qué se hace con los dineros públicos (los del Estado son eso: públicos) hasta llegar al fondo: lo que pasa con la moneda como sujeto de confianza, cambio, trueque porque además… ¿cuál es el final?
Una profecía no es un plan
¿Cuán libre es un hombre libre en el discurso de Milei? Cuando sostiene que dentro de cuarenta años seremos los primeros del mundo (dijo Milei: "En cuarenta años Argentina puede ser primera potencia mundial, pero hay chances de que sea en menos") habla de una profecía, no de un plan. Una profesión de fe, no una racionalización.
Un discurso de líder en una tribuna. Es típico de una alta ilusión, pero la vida cotidiana se resuelve con el viejo sistema de Juan Enrique Pestalozzi para la educación: "Paso a paso… y acabadamente". El educador suizo advertía que nunca la multiplicación antes que la suma y resta, y nunca la ecuación antes que la división y la tabla del 7.
La sociedad que elige con un número similar de votos a los Fernández, Macri, Alfonsín, Menem, Milei, Kirchner en tan pocos años no puede saltearse los pasos sin abrir los ojos.
Se anhelaba llegar a una sociedad donde el Estado vigilase (no hay sociedad sin Estado, deberíamos recordarlo y recordárselo) vigilase pulcramente (sin corrupción alguna) y de ese modo asegurar, aseguraría el crecimiento porque Milei habla de esa Argentina Potencia desde el sitio del voto popular hoy y cabe preguntarse:
¿Hasta cuándo es el hoy? ¿El discurso sugiere 40 años de Milei para ser los primeros del mundo? Hum. ¿Votándolo y reeligiéndolo? ¿La única frase, un dogma, es "La Empresa es el héroe y el Estado es el villano"? ¿Qué sociedad es la ejemplar? ¿Dónde está? Che… ¿qué es esto?
Una idea, una ideología novedosa que está pariéndose… ajá. Mirá vos. Pero… no es Milei el que dice que el verdadero héroe de la civilización y el progreso es la Empresa:
Davos (Suiza), 17 de enero 2024 (EFECOM). El presidente de Argentina, Javier Milei, llamó "héroes" a los empresarios que escuchaban su intervención este miércoles en el Foro de Davos (Suiza) y afirmó que el "Estado no es la solución", sino "el problema mismo".
Los parientes pobres
No parece que se lea, se vea, se advierta un facto. Buenos Aires provincia, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza. Juntar esos territorios es reunir una masa crítica de votos. Esos votos consagraron mandatarios provinciales de un modo claro, tan directo y tan real, tan práctico, tan democrático como la suma de votos que en balotaje -se reitera, en balotaje- eligió a Milei.
Y se insiste: rondar el 50 por ciento de los votos para consagrar el ganador al Poder Ejecutivo es consagrar un binomio presidencial, los votos del Poder Legislativo consagran el mapa territorial de voluntades.
Cuidado, despreciar el Poder Legislativo nacional ha sido un eje de la actividad pública de Milei pero… cuidado y más cuidado: los gobernadores no son ni diputados ni senadores, son Ejecutivos electos con tanto derecho como Milei.
No es el mismo trato, ni el mismo maltrato, el que hace falta para resolver un problema que ya Perón explicitaba difícil: "Lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie". Milei desobedece el consejo/conclusión de Perón: quiere resolverlo solo. Tal parece que quiere gobernar con un ukase tras otro.
Del unicato de una democracia minusválida al emperador y los reyes, vamos, al Imperio o el Reino hay un paso y en el siglo XXI se sabe dónde está ese reino. En las barajas… también en pueblos muy diferentes al que somos.
El relato de Hamelín
Por si no se entiende: no hay un solo gobernador que piense sobre el Estado y la Empresa como piensa Milei. Ni uno. Es un dato demasiado grueso como para esquivarlo desde las usinas porteñas de un descuidado porvenir mediático sosteniendo un peligroso porvenir institucional.
Dos reflexiones trae el viejo y fabuloso relato del flautista de Hamelín (ojo, viene de fábula, de exagerada mentira para moraleja más pedestre y utilitaria): la primera, que ante el sonido de una bella flauta todo el mundo queda subyugado; la segunda, que desratizaba una ciudad.
Queda una tercera que el relato no aclara, tal vez porque no hacía falta: el flautista no se quedaba gobernando la ciudad, simplemente quitó una plaga.
En varias oportunidades, cuando se usa el concepto "agente catalizador", tomado de la Física Elemental, aparece el sonrojo, el enojo, el anatema.
Milei en números del Poder Legislativo nacional (que existe) y en número de gobernadores, todos democráticamente elegidos, es minoritario. Se acerca más a un "catalizador" que a un profeta. Y quizás sea mejor entender así estos días, estos meses,… estos años.
Fuente:El Litoral
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