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POLITICA

17 de junio de 2017

Los intendentes le temen al dedo de Cristina Kirchner

La expresidenta ya avisó que supervisará y determinará a quien pone en las listas y a quien saca. Eso le da tranquilidad a La Cámpora y al kirchnerismo más duro, pero preocupa a los caciques municipales.

Se hizo lo que ella ordenó. Lo que ella quería. Puede ser una jugada magistral o un fracaso que marque el fin de su carrera política. Cristina Kirchner quiere dejar una descendencia política con una alianza donde el peronismo, en principio el bonaerense, no exista. Después de todo, la expresidenta no pareció evidenciar en su pasado reciente una gran devoción por el PJ y sus símbolos. Por esa razón lo tiró por la ventana y creó Unidad Ciudadana. Sus aliados son todo un gesto. Martín Sabbatella, de Nuevo Encuentro, genera el rechazo de un nutrido grupo de intendentes peronistas que siempre lo vieron como un caballo de Troya en sus territorios. La Cámpora, que ve a los caciques municipales, sobre todo del PJ, como parte de la vieja política y parece despreciarlos. Kolina, que responde a Alicia Kirchner, quien tiene graves problemas para administrar una provincia a la que considera quebrada. En el medio están otras fuerzas aliadas como Compromiso Federal del gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saa, al que parece no quedarle charco por donde saltar. Lo cierto es que Cristina acerca a un nutrido grupo de intendentes, la mayoría peronistas, que se comportan fieles a la historia de los caciques municipales. Van donde piensan que pueden ganar y mantener el poder. Así ocurrió con el menemismo, con el duhaldismo, el kirchnerismo y ahora el cristinismo. La historia se repite. No les importa que Cristina haya dado muestras de desprecio hacia el PJ bonaerense. Esto lo marca el hecho de que un histórico como Fernando Espinoza, ex intendente de La Matanza, y su sucesora Verónica Magario, se hayan encolumnado ciegamente con Cristina. Sólo esto justifica que Espinoza se mantenga como presidente del PJ bonarense y al tiempo adhiera a Unidad Ciudadana, cuando CFK se sacó de encima al partido. Hay otros casos curiosos como Patricio Mussi de Berazategui, cuyo padre y ex intendente Juan José Mussi, además de haber sido un duhaldista hasta la médula, siempre fue uno de los puntales del PJ. También apostó al triunfo de Cristina para seguir ganando en Florencio Varela, Julio Pereyra, quien quiere ver lo más lejos posible a una de las espadas de la expresidenta, Sabbatella, quien se le infiltró en su municipio. Hay otros que parecen no tener futuro sin Cristina y son los más acérrimos enemigos de Florencio Randazzo, como los intendentes de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y de Ensenada Mario Secco. A estos y otros, entre los que están los intendentes de San Antonio de Areco, Escobar, Ituzaingo, Moreno, Esteban Echeverría, Malvinas Argentinas, Lomas de Zamora o Almirante Brown, tampoco les preocupa el futuro del PJ. Ellos quieren el triunfo de Cristina para que sea su triunfo. No pocos hoy estarían junto a Randazzo si este les aseguraría la victoria. Pero así es la vida del peronismo. También es poder tener representantes en la legislatura provincial o en el Congreso Nacional. En este terreno, Cristina ya avisó. Ellá supervisará y determinará a quien pone en las listas y a quien saca. Eso le da tranquilidad a La Cámpora y al kirchnerismo más duro. A ellos necesita Cristina en las legislaturas. Mientras tanto, Randazzo tiene una partida muy difícil por jugar. Por un lado, tratar de captar el mayor nivel de adhesiones para poder llegar a ganar una banca en el Senado de la Nación y por el otro, evitar que el PJ bonaerense que le tiró por la cabeza Cristina no sea sólo una cáscara sin poder. Para colmo, le apareció como retador el intendente de José C Paz, Mario Ishii, a quien el exministro ve como un enviado de Cristina para debilitarlo. El tradicional color azul se lo quedó CFK. Randazzo tiene el símbolo del PJ bonaerense, pero las autoridades siguen siendo las kirchneristas, con Espinoza a la cabeza, y ahora tiene que repartir apoderados y la junta electoral con Ishii. Para colmo, Cristina hasta se le metió en la página oficial del PJ bonaerense donde hay un cartel o banner con el nombre de “Unidad Ciudadana”, que al tocarlo uno sale disparado hacia la página de la alianza de la expresidenta y el sitio peronista pasa al olvido. De todas formas, Randazzo está dispuesto a no dar marcha atrás y avanzar con su frente hacia las PASO. Para eso cuenta con sus principales espadas. Con los intendentes Gabriel Katopodis (San Martín), Juan Zabaleta (Hurlingham) y Eduardo "Bali" Bucca (Bolívar), entre otros; con el referente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro; con Julián Dominguez y con el jefe de campaña Alberto Fernández. Así, Randazzo está convencido de que le quitará a Cristina los votos que ella necesita para ganarle a Cambiemos. Lo cierto es que, si se lo hubieran propuesto, ni el presidente Mauricio Macri, ni Elisa Carrió ni los radicales, hubiesen logrado lo que está haciendo Cristina. Después de todo, ella considera que no hay nadie que la pueda superar. A pesar de haber sido la mariscal de la derrota en 2015 con el armado de sus listas. FUENTE: TN

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