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POLITICA

4 de julio de 2021

La política apuesta a los outsiders para oxigenar la oferta electoral

Expertos en ciencia política analizan la proliferación de nombres de los medios, el deporte y hasta la ciencia para encabezar las listas para las legislativas

Con el ingreso de la política en zona de definiciones electorales, en todos los niveles empezó la danza de nombres. Algunos ya se anotaron para la carrera, y otros parecen globos de ensayo. Y, como en otros años impares, además de las caras conocidas de la política se suman figuras que vienen de otras actividades: los medios, el deporte o incluso la ciencia. En este marco, La Capital dialogó con politólogos sobre qué buscan las coaliciones cuando apelan a outsiders, qué perfiles son los más buscados y qué pasa dentro de los partidos para buscar esta solución y, ampliando el zoom, en el vínculo siempre complejo entre la sociedad y la dirigencia.

En la Argentina, los primeros casos de referentes de otras actividades surgieron en los ‘90. De la mano del entonces presidente Carlos Menem, aterrizaron Carlos Reutemann, Ramón Palito Ortega y Daniel Scioli. El trío abrió la puerta a muchos otros más, y en todas las fuerzas.

   

Menem fue pionero en sumar a la política a outsiders como Carlos Reutemann

En las legislativas de este año, algunas de las caras que circulan en medios y redes sociales son la periodista Carolina Losada y el neurólogo Facundo Manes, que finalmente cortó con años de amagues y decidió ser candidato. Ambos ficharon para Juntos por el Cambio.

En su libro El oficio más antiguo del mundo, el politólogo Andrés Malamud explica que en general en la Argentina la mayoría de los casos encuadra en la categoría de (candidato sin experiencia pero que se lanza dentro de un partido establecido) antes que en la más estricta de outsider (candidato nuevo que lanza un partido nuevo).

Para Gustavo Marangoni, con la incorporación de referencias de la sociedad civil la política busca oxigenar, inyectar espontaneidad. “Desde tiempos inmemoriales, los que se dedican a la política tienen un cierto nivel de desprestigio, está instalada la idea de que constituyen una clase política”, explica uno de los directores de la consultora M&R Asociados.

>> Leer más: ¿Por qué tantos periodistas en Rosario deciden pegar el salto a la política?

Facundo Cruz, coordinador académico de la carrera de Gobierno y Relaciones de la Universidad Argentina de la Empresa (Uade), indica que con nuevos rostros las coaliciones buscan dos objetivos: por un lado, renovar la oferta y mostrarse como innovadores; por el otro, ampliar la base electoral.

Sin embargo, plantea un matiz: que no hayan hecho carrera en la política no significa que no tengan vínculo con ella.

   

Julio Burdman, director de la consultora Observatorio Electoral, subraya que hoy la política se volvió más bipartisana, y las marcas pesan más que en otras épocas. Y a veces, como sucedió en Santa Fe con Albor Cantard, más que los propios candidatos.

“La búsqueda de figuras de popularidad es sobre todo de los partidos que están fuera del mapa bicoalicional”, afirma el especialista. Y agrega: “No hubiera existido Unite sin Amalia Granata y los libertarios necesitan a Milei”.

De acuerdo a Sofía Perotti, pensar en términos dicotómicos entre adentro y afuera, abona a una idea de distancia, ajenidad entre una sociedad y sus representantes. “Quizás el desafío va en el sentido contrario, en propiciar el encuentro, la convivencia, el diálogo democrático, la transparencia, la participación ciudadana”, considera la profesora de la UNR.

Trayectoria

Los perfiles que buscan los partidos son variados. Sobre todo, por sus electorados y la coyuntura. Los expertos sí coinciden en que los atributos más valorados son el conocimiento público (lo que permite saltear el paso de la instalación), el posicionamiento en los medios de comunicación y, especialmente, que hayan tenido éxito en su actividad de origen.

Perotti subraya que si bien todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho a elegir y ser elegidos, la tarea “requiere una gran dedicación, empatía y responsabilidad; una disposición a poner el cuerpo, a dialogar, y principalmente, a escuchar”.

La proliferación de candidaturas de personas foráneas a la política partidaria parecería resquebrajar el cursus honorum, el trayecto que debía seguir una persona en la pirámide del poder, desde los escalones inferiores hasta el vértice.

No obstante, los politólogos expresan sus reservas. “Salvo casos muy específicos, para llegar a cargos ejecutivos importantes tenés que hacer el cursus honorum igual, a lo sumo se sumaron materias nuevas”, advierte Marangoni.

   

Mauricio Macri y Patricia Bullrich, dos tipos diferentes de trayectoria política

Un ejemplo es Mauricio Macri: exitoso en el mundo de los negocios y en el fútbol, para llegar a la jefatura de gobierno porteño y a la presidencia tuvo que volverse insider.

Burdman cree que a diferencia de lo que sucedía en los ‘90 y a comienzos de los 2000, el cursus honorum garpa. “En las coaliciones grandes están ascendiendo figuras que pasaron por el gobierno. Alberto Fernández y Axel Kicillof, pero también Patricia Bullrich, son figuras que se construyeron en la gestión, hoy las gestiones están produciendo candidatos”, sostiene.

Cruz resalta que las figuras que aparecen como renovadoras de las coaliciones son, en proporción, bajas: la mayoría de los integrantes de las listas son partidarias. El fenómeno de la oferta electoral sin una trayectoria política extensa, indica, es un fenómeno urbano que se diluye en las provincias.

El fantasma del 2001

En medio de una región estallada, Argentina aparece como un oasis de estabilidad política. Sin embargo, el estancamiento económico de la última década, el impacto de la pandemia y el antecedente de crisis explosivas —1989, 2001— reavivan el interrogante sobre si el país se encamina hacia un escenario de quiebre en la relación entre gobernantes y gobernados.

Los cientistas sociales coinciden en que el panorama es inquietante para la dirigencia política, pero no terminal.

   

Un escenario de crisis política como el 2001 es improbable, consideran expertos

Cruz afirma que la consolidación de la oferta electoral en el FdT y JxC, acompañado de un proceso de renovación interna, puede amortiguar una crisis de mayores dimensiones. “Un nuevo 2001 está bastante alejado”, proyecta.

“Después del 2001 los políticos aprendieron que hay ciertas cosas que no se pueden hacer en democracia: no se pueden manotear los ahorros de los bancos, y no se puede reprimir”, considera Marangoni. Y añade: “Estas lecciones aprendidas pueden hacer que haya desencanto, quizás que aumente el ausentismo, pero no al nivel de una crisis de representación”.

Burdman también escapa a las visiones catastrofistas, pero desliza: “En algún momento, tal vez en 2023, la sociedad va a hacer un balance del siglo XXI y puede dar lugar a una renovación profunda de la dirigencia, una vez que el kirchnerismo y Cambiemos hayan dado todo lo que tenían para dar como proyectos políticos”.

Fuente: La Capital

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