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GASTRONOMIA

1 de julio de 2021

El otro drama que viven los gastronómicos por haberse convertido en una actividad de riesgo

Hay otra situación que subyace en pandemia para el sector, además de los conflictos que enfrentan para trabajar en horario extendido. Es un fenómeno que está creciendo en silencio, pero los está golpeando muy fuerte.

Sin lugar a dudas, el primer drama que están atravesando los gastronómicos tiene que ver con la necesidad de poder trabajar con flexibilidad en todos los turnos. Situación que llevó a que un grupo de ellos se autoconvocaran en tres oportunidades frente a la sede de Gobernación en Rosario, para visibilizar su situación y romper platos como un símbolo de que son ellos quienes están pagando justamente “los platos rotos”.

Pero hay otro drama con el que están conviviendo y que subyace desde hace varios meses, es una suerte de “lado B” de lo que les toca vivir en pandemia, además de no poder operar con libertad. El hecho de que la gastronomía se haya convertido en una actividad de riesgo está generando en muchos dueños de bares y restaurantes que no puedan renovar sus contratos de alquiler. Incluso, que les rechacen la explotación del rubro en nuevos espacios.

Transformarse en un negocio que, por la pandemia, enfrenta muchos riesgos económicos, está provocando desde hace varios meses en Rosario que los titulares de los locales alquilados por dueños de emprendimientos gastronómicos no puedan renovar los contratos, ya sea porque les aumentan a precios muy elevados o porque los propietarios temen que la situación con el covid perdure y no puedan afrontar los pagos establecidos.

Según contó a Mirador Provincial, Jorge Sauan, el dueño del mítico bar rosarino Gorostarzu, quien además fue detenido en la primera protesta que realizaron frente a Gobernación por haber instalado sin autorización un comedor a cielo abierto, explicó en detalle lo que está pasando con los alquileres tras bambalinas.

Por ejemplo, algunos negocios que ya llevan varios años en una esquina, con cierta antigüedad y reconocimiento, “lograron una rebaja de sus alquileres el año pasado” para poder mantenerse. “Este año ya no sucede”, porque los propietarios “están cansados”. Entonces si toca renovar, “no te lo renuevan”, porque saben que con la actividad gastronómica “van a renegar mucho más” que, con otra, relató.

Para aquellos que están transitando la mitad de su contrato de alquiler los propietarios ya no aceptan rebajas este año. Esto es un drama porque el negocio está siendo sumamente deficitario, con lo cual a muchos dueños de emprendimientos “se les hace muy cuesta arriba” soportar los costos corrientes.

“A otros colegas les están aumentando el alquiler bastante para tratar de recuperar un poco lo perdido el año anterior y también para no quedarse atrás con el índice inflacionario”, señaló Sauan. Ante este contexto, crece la cantidad de dueños de negocios que optan por cerrarlos porque no pueden hacerles frente a las actualizaciones contractuales.

Un fenómeno particular que se da en algunos casos tiene que ver con empresas constructoras que seducen a los propietarios de locales, que los tienen alquilados para actividad gastronómica, con la intención de que les vendan el terreno para desarrollar nuevas edificaciones. Ocurre que estos negocios están ubicados en zonas muy jugosas de la ciudad que todavía mantienen cierta actividad comercial, algo muy valorado por las firmas desarrolladoras.

15 meses igual
Por tercera vez gastronómicos de Rosario encabezaron este miércoles una nueva manifestación frente a la sede de Gobernación, en Santa Fe y Moreno, bajo el lema "Seguimos pagando los platos rotos". Al igual que hace un mes, en esta oportunidad los titulares de bares y restaurantes de la ciudad protestaron rompiendo platos y exigiendo a las autoridades mayor consideración con el sector golpeado por las restricciones de la pandemia. Reclamaron fundamentalmente por asistencia económica y la extensión horaria para poder trabajar.

“Este año el panorama es peor que el anterior, hoy estamos abiertos en horarios improductivos, necesitamos una ayuda importante. Ya cerraron más de 150 bares y restaurantes”, contaron.

“No cambió nada desde ese momento, de aquella situación ya pasó un mes y seguimos solo con promesas por parte de los políticos. Hablamos con Juan Marcos Aviano, el secretario de Producción provincial, y funciona simplemente como un interlocutor con la gente que toma las decisiones. Es muy frustrante sentir que pese a que nos dan la razón no hay resultado, mientras tanto van pasando los meses y los platos rotos los seguimos pagando nosotros. Estamos en esta situación hace ya 16 meses. Nos mojan la oreja, nos toman de tontos”, manifestó Sauan.

Desde la Unión Gastronómica Rosarina (UGAR) señalaron: “Cumplidos 15 meses de este escenario sanitario inédito, en el cual hemos acatado todas las restricciones, lo que necesitamos es una ayuda real y eficaz”.

“Necesitamos una respuesta combinada entre nuestro trabajo y la asistencia del Estado para frenar el cierre de locales y pérdidas de puestos laborales. Dividimos esa ayuda en cuatro ítems: asistencia monetaria al personal, establecimiento de una tarifa diferencial para el pago de tasas; impuestos y servicios; cuotificación del pago de deudas acumuladas, y flexibilización progresiva de las restricciones”.

Actualmente, el rubro funciona con un 30% de factor ocupacional hasta las 19, con cortesía hasta las 20.

Fuente: Mirador Provincial

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