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OPINIÓN

21 de junio de 2021

Se necesitan nuevos líderes en Santa Fe

Claves. Por acción de la biología, en todos los frentes y partidos se nota la ausencia de nombres que puedan ordenar las realidades internas. La política santafesina debe dejar de ser un aeropuerto para que aterricen buscavidas

Santa Fe necesita constituir una nueva pirámide de cuadros políticos, ordenadores de los diferentes espacios. Se nota como nunca el problema que generó la biología, llevándose a líderes de la talla de Miguel Lifschitz, Jorge Obeid, Alberto Natale, Héctor Cavallero, Hermes Binner. Peleando por su salud está Carlos Reutemann.

  Hoy, como nunca a la hora de evaluar listas de candidatos para las elecciones, faltan nombres que nadie discuta, de esos que se imponían por aclamación. Omar Perotti y Antonio Bonfatti son los últimos jefes de una generación que está trasvasando generacionalmente la política.

La muerte de Lifschitz desmanteló lo poco que quedaba. Se murió el único gran elector que quedaba. La política, como la vida misma, tiene sus generales, sus coroneles y sus soldados. Diferentes jerarquías que se formaron por lo que rechaza el insólito presidente que tiene la Argentina: la meritocracia. El otro insólito presidente que tuvo este castigado país dice que el trágico Covid “es un poquito más que una gripe”. A veces, todos parecen darle la razón a Eduardo Duhalde: vivimos en un país condenado al éxito.

  Pero volvamos a la provincia de Santa Fe. En plena rosca previa a las elecciones —el cierre de listas opera en julio—, el que tiene que llamar al orden en el PRO es Miguel Del Sel. Como es un aquelarre, Horacio Rodríguez Larreta lo convocó a su despacho a Del Sel para preguntarle si quería ser candidato a senador (antes lo había hecho Macri).

  El Midachi le dijo que no, pero el calvo alcalde porteño le mostró encuestas y le pidió una tarea: convocar a los diversos nombres (ni siquiera son sectores) para ordenar la casa. “Santa Fe es un quilombo, demasiado inentendible”, le confió una primerísima figura a este diario. Del Sel Sel dijo que sí y, entre choripanes y ensaladas mixtas, reunió a los aspirantes del PRO. Estuvieron también Jorge Triacca y un par de armadores más.

 “Tenemos que ordenarnos y jugar en equipo para que los radicales no nos copen la parada, y luego ganar las elecciones”, les dijo Del Sel, en el inédito rol de operador. Quién te ha visto y quién te ve, Miguel. Uno de los datos mas divertidos fue la presencia de un concejal al que nadie había invitado.

  Las recurrentes invitaciones a Del Sel para que sea candidato, demuestran que no hay candidato unívoco. Primera demostración de la ausencia de liderazgos.

  En el peronismo hubo un cursus honorum que cumplió su recorrido: el que tenía que ser gobernador alguna vez, es gobernador. Perotti siempre fue pensado en los últimos años como integrante de esa línea de dirigentes que gobernarían Santa Fe. No hay más. Pora hora. Por eso, debería ser el que presente un nuevo potencial líder para el 2023. Y el que confeccione las listas en 2021, aunque tenga diferentes intereses con la jefa absoluta del Frente de todos, Cristina Kirchner.

  El Frente Progresista es una incógnita, pero tiene al potencial postulante con mayor grado de conocimiento, y con aptitud en el recorrido: Bonfatti. El ex gobernador y Mónica Fein son dos nombres que podrían encabezar las listas, vaya uno a saber si con el aval de Pablo Javkin, quien dice tener in péctore nombres propios.

  Sin embargo, desde otros sectores dicen que preferirían ir hacia un proceso de renovación. La emergencia que vive el socialismo debería hacerlos centrar en el aquí y ahora. Salvar la ropa.

  Los radicales del NEO abandonaron el barco e hicieron caso omiso a lo que alguna vez les dijo un legislador provincial: “El PRO nos ofrece subir a una balsa que no se sabe cuánto ni cómo resistirá. El barco del Frente Progresista está como el Titanic antes de hundirse, pero con orquesta y copas de champán en la cubierta”, supo decir ese diputado. En el PRO no los van a recibir con música. Pero, como dijo alguien alguna vez, hay que ser artífice de su propio destino.

 En la punta del barco, José Corral les muestra la mejor sonrisa y los recibe: “Bienvenidos, correligionarios”. Hay un problema en esa frontera política: son demasiados para un mismo cargo, con lo que las primarias podrían convertirse en un bochinche. Hasta Elisa Carrió anda pidiendo moderación y menos internitas.

  El problema es que no hay quien ordene. Ya no está Marcos Peña diciendo quién sí y quién no. Macri dice estupideces que le pueden costar muy caro. Rodríguez Larreta lo único que sueña es que los diarios titulen el día después: “Juntos por el Cambio ganó en Santa Fe”.

  Desde esta columna se marco el 011.”Que busquen una salida, por eso es importante que Del Sel los haya convocado. Y si no, para algo están las internas”, dijeron muy cerca de Rodríguez Larreta. Traducido: ya no hay dedo para nadie.

  El 2021 es un pasaje rápido hacia lo que verdaderamente importa: el poder provincial, que se dirime en 2023. El Frente de Todos tiene su gambito: “Unidad en la diversidad”. Por eso, Alberto Fernández reniega contra Perotti, Juan Schiaretti y Gustavo Sáenz, pero debió mantener conversaciones en las últimas horas. A Perotti lo llevó a caminar por la Quinta de Olivos y le endulzo los oídos.

  Se vienen tiempos de rosca profunda, que puede confundir a los novatos y hacerles comprar carne podrida. Siempre, es mejor pasar por encima. Y esperar que las listas salgan ala luz.

  Mientras tanto, vendría bien instalar un cartel en la política santafesina: “Líderes, se necesitan”. La bota debe dejar de ser un aeropuerto para que aterricen buscavidas y arribistas.

Fuente:La Capital

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