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ECONOMÌA

21 de junio de 2021

Santa Fe se enchufa a la ola de la electromovilidad

La producción de autos eléctricos en Argentina ya está dando sus primeros pasos. Empresas de la provincia apuestan a la movilidad en la logística y carga

Argentina se sumó al negocio de los autos eléctricos y Santa Fe busca su lugar en este incipiente pero prometedor segmento de la movilidad sustentable. La movida tiene un fuerte impulso a nivel global de la mano de los gigantes compañías que lanzan al mercado vehículos 100% eléctricos pero en el país las iniciativas de producción nacional las llevan adelante pymes.

Ya se pusieron marcha dos proyectos para arrancar con la fabricación nacional de autos 100% eléctricos, se anunció el lanzamiento de “Tito”, que fabricará en San Luis la empresa Coradir, y también está la propuesta que pilotea la fábrica cordobesa Volt Motors. Y Santa Fe también se suma a la movilidad sustentable pero desde otro lugar. Los proyectos que están en marcha son para la fabricación de un vehículo eléctrico de carga y un triciclo eléctrico como solución de logística de última milla para empresas o comercios.

El escenario global apuntala las iniciativas. El mundo avanza hacia la producción y el uso de vehículos eléctricos como una de las formas clave para disminuir las emisiones de dióxido de carbono y ser más amigables con el medio ambiente. Por estas latitudes, la ley nacional de movilidad sustentable que busca incentivar la producción de autos eléctricos, y también la nueva ley automotriz, junto a la creación del Instituto de la Movilidad para investigación y desarrollo científico, crean un ambiente favorable para la puesta en marcha de una industria nacional, pero el camino recién empieza.

Claudio Mossuz, secretario de Industria de Santa Fe, contó que en la provincia se viene trabajando el tema de movilidad eléctrica de forma incipiente en Bounus, con su vehículo eléctrico para traslado de cargas, y de forma más avanzada en Green Go, con su triciclo de última milla y un nuevo proyecto.

También relató que frente al potencial del segmento de vehículos eléctricos, en Corven comenzaron a ensamblar bicicletas y monopatines eléctricos con la idea de sumar partes nacionales paulatinamente. El fabricante de computadoras rosarino Airoldi también se metió en el tema, pero hoy frente a la alta demanda de computadoras puso un freno en ese proyecto y volcó todos sus recursos a responder esa demanda impulsada por el aumento de la conectividad que dejó la pandemia.

Mossuz expresó que en la provincia hay gran interés por apoyar proyectos que fomenten la movilidad personal, algo más posible en el mediano plazo. Es que se necesita un cambio muy radical para ir a una movilidad eléctrica en el transporte público, por ejemplo, y el tema avanza en Europa pero porque las dimensiones de los países y la densidad poblacional son otras, consideró.

“Nuestra secretaría es la autoridad de aplicación de la ley de movilidad eléctrica. Además, el senador Alcides Calvo presentó un proyecto que pide adherir a la ley nacional que daría sustento a estos emprendimientos de micromovilidad. Se necesita una legislación que de mayor seguridad en la circulación de estos vehículos en la calle, adhiriendo a lo nacional se estaría normalizando, se permitiría el uso de monopatín, bicicletas eléctricas, vehículos eléctricos de cuatro ruedas”, apuntó sobre uno de los puntos hoy a considerar.

Mossuz también adelantó que se está por anunciar la puesta en marcha de un centro tecnológico de transición energética, espacio en el que se van a estudiar las diferentes alternativas para reemplazar el uso de combustibles fósiles. Allí, la movilidad eléctrica entra como un actor clave.

Juan Dangelosante, presidente de Santa Fe Gas y Energías Renovables (Enerfe) —una sociedad anónima con participación mayoritaria del gobierno de Santa Fe—, resaltó que la provincia es pionera en el tema de la transición energética y destacó que los biocombustibles son parte de eso. “Tenemos una variedad amplia de proyectos”, subrayó y habló de la construcción la reciente licitación para la construcción de un laboratorio y espacio de usos múltiples destinado a brindar experiencias de transferencia de conocimientos, principalmente al sector productivo de la provincia, para las exploración de las pilas de óxido sólido que se encuentran a la vanguardia mundial en términos de eficiencia energética y sustentabilidad.

Las pilas SOFC (pila de combustible de óxido sólido, en castellano) convierten la energía química de distintos combustibles (gas natural, biogás o bioetanol, entre otros) en electricidad y calor de calidad, la forma más eficiente de utilizarlos. Tienen un alto potencial de desarrollo para la generación distribuida, en aplicaciones tanto edilicias como industriales. El porcentaje de eficiencia de este tipo de tecnologías es de 60% y alcanza el 90% cuando se realiza cogeneración.

“El interés que despierta este proyecto nos ha llevado a conformar un equipo donde ya participan Conicet, Cnea, Inti, Centro Atómico Bariloche, Ministerio de Defensa, Fraunhofer Institute, entre otros importantes actores del sector público y privado”, contó.

Respecto al centro tecnológico de transición energética, Dangelosante adelantó que se trata de una propuesta para que los proyectos avanzados puedan escalar, iniciativas tanto del ámbito público-académico como privado. El nuevo espacio estará en el Polo Tecnológico de Rosario.

Sobre la micromovilidad eléctrica en la provincia, Enerfe está validando un proyecto para que provincia y comunas puedan utilizar vehículos eléctricos. “Hay un montón de espacios y lugares donde la micromovilidad eléctrica tienen razón de ser y los costos de estos vehículos es más bajos que los estándar. Por ejemplo para recorrer un parque industrial, las calles de un pueblo”, subrayó Dangelosante.

   

Renato Poloni, CEO de Green Go, contó los proyectos en los que están trabajando y habló del fuerte impulso que tomó el sector en medio de la pandemia, cuando a nivel global se comenzó a prestar mucha más atención del impacto de la población sobre el medio ambiente.

En la firma local ya están produciendo y comercializando un vehículo de última milla, de pequeño porte, para soluciones de logística. La idea no es competir con otros vehículos sino entrar en el nicho de la llamada categoría L. “Es un nicho especial en donde las grandes marcas en general no se han metido y es lo que venimos a ganar lugar”, indicó.

El producto captó el interés de empresas como Pedidos Ya. Se trata de un vehículo eléctrico o de pedaleo asistido, enfocado en logística urbana y para llevar gente. “Desarrollamos un triciclo que se llama Milla y viene en dos versiones, de carga y de pasajeros. Hay dos versiones, uno es con pedaleo asistido y otro full eléctrico. Los estamos comercializando y se encuentra en proceso de homologación”, detalló Poloni, quien agregó que también trabajan con el Inti y con Iram para aggionar la normativa argentina.

Desde Green Go se animaron a incursionar en otros mercados y ya lograron exportar Milla. Cerraron operaciones con Uruguay y Chile y están en conversaciones avanzadas para desembarcar en España e India. Dadas las fuerte políticas de apoyo a la producción de vehículos eléctricos el modelo de exportación es con ensamblado final en destino. El empresario se mostró optimista con la nueva ley de movilidad que el presidente Alberto Fernández anunció el 1º de marzo en la apertura de la sesiones del Congreso de este año, que promete dinamizar al sector a nivel nacional tanto para fabricación de vehículos eléctricos como de autopartes.

Además, en Green Go avanzan en el desarrollo de un prototipo de cuatriciclo para carga, un estilo de pequeña pick up urbana eléctrica que podrá llevar un conductor y tres personas y carga. “Estamos haciendo la carrocería”, contó Poloni. Justamente, en Santa Fe hay una fuerte tradición industrial en ese sector, bastante golpeado en tiempos de pandemia. “Tercerizamos la producción a la carrocera Rossi, que es muy grande y tecnificada”, señaló.

El objetivo de Green Go es fabricar, entre uno y otro modelo, unos 30 vehículos por mes pero la apuesta a futuro es alcanzar las 100 unidades mensuales. “Hay muchísimos interesados, para expandirnos necesitamos que los vehículos estén homologados”, subrayó.

Al estilo de lo que ocurrió con la digitalización de la vida cotidiana, con la pandemia también tomó protagonismo una mayor conciencia ecológica. “Es un fenómeno mundial, y ahí entran los vehículos eléctricos. Acá tememos un problema de economía de base, pero mantener un vehículo eléctrico no sólo es más económico por el combustible si no por mantenimiento. Hay mucho gente que comenzó a mirar con mucho cariño, pero la oferta no es muy grande todavía”, resaltó.

   

Vehículo de carga

La firma santafesina Bounous -que este año celebra sus 100 años- lleva adelante el proyecto VCH-1. Si bien se encuentra en su etapa de inicio, están trabajando con investigadores del Centro de Investigación en Métodos Computacionales (Cimec) de UNL, del Laboratorio de Automatización y Control (LAC) de UNR y Grupo de Electrónica Aplicada (GEA) de la Universidad de Río Cuarto para confirmar la viabilidad de la propuesta.

Mario Bounous, presidente de la empresa de Gálvez, explicó que se analiza la factibilidad de aplicar una transmisión novedosa, protectora del medio ambiente, a un vehículo de carga, de impulsión eléctrica con caja de carga de 500 a 700 Kg., alimentado por baterías de larga duración que son recargadas por un motor diesel versión electrónica a un régimen variable de rpm.

El proyecto, encarado en varias etapas, se podría dar en un plazo de 24 meses “, indicó el titular de la firma que nació como un taller mecánico, evolucionó con la fabricación de motores a explosión estacionarios refrigerados por aire y luego el área de motores diesel y gas, grupos electrógenos, trailers, cabinas, cabinas insonorizadas, tableros de transferencia automática, motobombas, talleres rodantes, torres de iluminación, motosoldadoras, motocompresores de aire y equipos afines.

En Bounous comenzaron a investigar el tema de la movilidad eléctrica y surgió la idea de pensar un vehículo de carga eléctrico y para llevar adelante el proyecto es que se vincularon con los institutos y universidades que trabajan en el tema y así a fabricar un prototipo.

“Un grupo trabaja en automatismo y control y verificando el desarrollo de un vehículo, otra en el chasis y diseño mecánico y la otra va a trabajar en combinar parámetros mecánicos y eléctricos. Esperamos en dos años avanzar y tener un prototipo”, detalló Bounous, quien explicó que el trabajo se lleva adelante con fondos provenientes de un proyecto de inversión productiva de la provincia.

Testeado el prototipo en Bounous se iluisionan con poder iniciar la fabricación, previa inscripción del vehículo que no sería para ruta sino para trabajar dentro de un radio urbano. Permitiría la misma carga que una Kango.

“El escenario es bueno para el país. Estaríamos produciendo un vehículo protector del medioambiente, entrando en el rubro eléctrico que nos permite producir muchos componentes y a una pyme le da la posibilidad de fabricarlos. No se pretende ser una terminal automotriz, sino un pequeño fabricante de un vehículo que preste utilidad para el uso agrícola industrial”, detalló Bounous sobre el vehículo que podría tener un precio de entre 12 y 15 mil dólares.

Un poco de historia

Los autos eléctricos no son una revolución del siglo XXI, sino que de manera inversa existen desde años antes que aparecieran los vehículos de combustible. Años después nacieron los primeros prototipos, pero debido a las limitaciones tecnológicas que tenían, no consiguieron desarrollar un auto eléctrico estable, ya que la autonomía era de apenas 80 km de distancia y alcanzaban una velocidad máxima de 30 – 35 km/h. Por tanto, su uso quedó reservado para las clases altas y para moverse en entornos del casco urbano, desapareciendo la industria del automóvil eléctrico cerca de los años 1930. También se conoce que el inicio de este tipo de vehículos surgió en torno a la Segunda Guerra Mundial, ante la falta de combustible necesario para el transporte.

Hoy en día las ventajas de un auto propulsado por energía eléctrica frente a las unidades que utilizan los tradicionales motores propulsados con combustibles fósiles son numerosas. Además de reducir completamente las emisiones de gases de efecto invernadero, también representan una importante fuente de ahorro. Dependiendo del modelo, recorrer 100 kilómetros con un auto ecológico insume apenas entre un 8% y un 10% del gasto que se debe destinar para impulsar un auto naftero o diésel.

A esto se suma una variable no menor: el costo del mantenimiento puede reducirse un 50% frente al de una unidad convencional. Esto se debe a que los autos eléctricos no utilizan aceite, así como tampoco filtros o correas. Además, el motor no está equipado con piezas móviles que sufran desgaste, debido a que se utilizan baterías.

Los eléctricos tampoco vienen con una caja de velocidades convencional, que contengan elementos que sufran la fricción. Esto permite que las visitas al mecánico sean esporádicas y que cualquier chequeo esté vinculado básicamente con otras partes del vehículo, como los amortiguadores o los frenos.

Fuente:La Capital

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