El lunes, mientras la declaración en la Justicia de Armando Traferri y el eclipse solar se llevaban la atención pública, se realizó en Pueblo Esther un sugestivo almuerzo político del que participaron dirigentes radicales y socialistas. Entre ellos, dos peso pesado: Miguel Lifschitz y Martín Lousteau.

La zona en la que se superponen ambos círculos de un diagrama de Venn imaginario es la UCR. Desde diciembre, tras la doble derrota en Nación y provincia, desde la conducción del radicalismo santafesino empezaron un trabajoso camino de reagrupamiento de las distintas tribus internas y sueñan con ser los articuladores de un gran frente opositor.

“La idea es, con las distintas medidas de protocolo, seguir adelante con los contactos con las distintas corrientes del radicalismo y otras fuerzas, como el Partido Demócrata Progresista, la Coalición Cívica y el PRO”, apuntó uno de los dirigentes radicales que se sentó a la mesa.

Se trató de una mesa extensa: además del presidente de la Cámara de Diputados de la provincia y el senador nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dieron el presente el titular del radicalismo santafesino, el ex vicegobernador Carlos Fascendini; el presidente del bloque de la UCR en el Senado provincial, Felipe Michlig; el senador Lisandro Enrico y el jefe del bloque de la Cámara baja y anfitrión, Maximiliano Pullaro. También estuvo el diputado nacional Emiliano Yacobitti, uno de los principales dirigentes del radicalismo porteño y referente del espacio de Lousteau. Por el socialismo además de Lifschitz estuvo el diputado nacional Enrique Estévez, presidente del Partido Socialista (PS) santafesino.

Los caciques radicales valoran la actitud de los dirigentes socialistas de sentarse a dialogar. “Hay que ir buscando acuerdos para un proyecto de poder provincial, pero anclado en lo nacional, más amplio hacia 2021 y 2023 —planteó un dirigente de la UCR—. Vamos despacio, este es el camino, no es de un día para el otro”.

Sin embargo, desde el PS sostuvieron que la comida fue un encuentro “de camaradería”. “Miguel habla con todos, con Martín Lousteau y Facundo Manes, pero también con Matías Lammens, ¿se piensan que por eso nos vamos a ir al kirchnerismo?”, dijeron cerca del ex gobernador.

La apuesta, aseguraron, es fortalecer el Frente Progresista en la provincia con dirigentes provenientes de distintos espacios políticos, tanto desde la derecha como de la izquierda. El límite tiene nombre y apellido: el tándem José Corral-Roy López Molina. “No fue menor lo que pasó con Corral en la provincia y con el PRO en la Nación —advirtieron cerca de Lifschitz—. No tenemos una diferencia ideológica, tenemos un millón”.

En el socialismo leen que más allá de la prédica de un posmacrismo junto a otros dirigentes —como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó— el viaje de Lousteau a Rosario tiene objetivos más inmediatos: la conducción nacional de la UCR.

“Lousteau va por la presidencia del partido, su libido está ahí, y en esa jugada interna suma al NEO y un sector de Radicales Libres —interpretó un dirigente socialista que no participó del almuerzo y que conoce tanto el paño provincial como el nacional—. La novedad es la relación de Pullaro, que no había hecho política nacional, con Lousteau, porque históricamente el NEO jugó con Ricardo Alfonsín”.

Fuente:La Capital