OPINIÓN
8 de octubre de 2017
La Caja y una sobreactuación acaso necesaria
Luis Rodrigo
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La Cámara de Senadores, por unanimidad y sobre tablas, expresa su “preocupación” frente al proyecto del gobierno nacional de “armonización” de las cajas de jubilaciones en manos de algunas provincias, entre ellas Santa Fe. Además, la Cámara de Diputados tiene en carpeta tres declaraciones similares para su próxima sesión, en un recinto donde hay legisladores de Cambiemos. Y finalmente el gobernador Miguel Lifschitz se pronuncia sin sorpresas: la respuesta es un rotundo no a cualquier intento nacional de avanzar sobre la autonomía santafesina en materia previsional.
Antes, todos los gremios estatales -cuyos afiliados serán beneficiarios de una de las pocas jubilaciones que llega a cubrir el 82% móvil- se habían manifestado dispuestos a luchar y mantener “en manos de los santafesinos” la Caja.
El gobernador y su candidato Luis Contigiani desafían a sus rivales de Cambiemos en la elección de diputados nacionales a pronunciarse en favor de sostener esa posición.
Los gestos políticos son contundentes, indubitables y convenientemente promocionados. Por unas semanas los ‘90 renacen, al menos desde la impostura.
Es curioso: se reivindica aquella decisión de mantener la Caja en Santa Fe, pero se evita mencionar a su protagonista principal. Más allá de la presión gremial genuina, de las movilizaciones de la Intersindical y del debate de entonces, fue a Carlos Reutemann al que le toco decirle no al gobierno también peronista de Carlos Menem, en 1992.
El olvido no responde a una cuestión personal, es que el senador nacional -dos veces gobernador- hoy está en el reparto de los actores que el gesto aparatoso busca criticar: el macrismo. También es cierto que fue Reutemann quien bajó las jubilaciones (y los salarios) durante el peor momento de la crisis, tal como había hecho el gobierno radical de Fernando de la Rúa.
Frente a las potestades constitucionales que tiene Santa Fe en la materia, son gestos sobreactuados. Y sin embargo, acaso esa desmesura sea necesaria.
Lo primero que debe explicarse es que no puede tocarse el 82% automático para los jubilados, si Santa Fe no lo decide. Y lo mismo cualquier transferencia, armonización o el eufemismo que se invente. Aún con un Congreso adicto a la Casa Rosada, la Nación no puede imponer esas medidas a los santafesinos.
En segundo lugar, debe admitirse que en 2018, para sostener las jubilaciones santafesinas, la Casa Gris enfrentará seguramente a un gobierno nacional fortalecido por las elecciones de medio término y -tal vez- por algunos indicadores económicos.
Semanas atrás, el ex ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, dijo que “en las Paso, el ganador fue el gradualismo”. La definición ha de valer para los efectos de la economía en la política, pero no para los efectos de los discursos políticos en el juego electoral.
Si el macrismo es o no gradualista en lo económico es una cuestión a discutir... En cambio, está claro que en su discurso político Mauricio Macri y sus funcionarios nada tienen de gradualistas. Desde que tomaron la conducción del país, como antes los kirchneristas, también dicen -con otras palabras- que van por todo.
El discurso sobre el déficit del Estado se presenta siempre bajo argumentos que apelan al sentido común, abunda en ejemplos de economía hogareña y reduce a unas pocas variables, problemas que son de una complejidad mucho mayor.
Con la Caja de Jubilaciones santafesina ocurre lo mismo. Se la presenta como uno de los 13 agujeros del déficit previsional nacional, sin más detalles. Y se obvia lo principal: en realidad, como bien dijo esta semana en redes sociales el ex diputado santafesino Carlos Paganini (PJ) “la Nación sólo paga el déficit que hubiera tenido que enfrentar si esas cajas hubieran sido transferidas”, en 1992, como ocurrió con las demás jurisdicciones.
¿Por qué sólo Anses podría tener el privilegio de que su déficit sea cubierto con los aportes de todos los argentinos? Lo lógico es que con esos impuestos también se cubran los sistemas provinciales y -por qué no- las cajas profesionales.
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