26 de septiembre de 2022
Soja por maíz, la ecuación que terminó modificando el clima
GEA indica que se sembrará 22% menos de maíz en este ciclo y eso será reemplazado por soja de primera, cuya área crecería un 13%
El clima definió la campaña agrícola. Aunque siempre es un elemento determinante, la persistencia de la sequía en los dos últimos ciclos está redefiniendo los planteos en la Argentina y también el manejo del negocio agropecuario. Los rendimientos del trigo serán mucho menores a los esperados y el maíz, cuya área había crecido 20% en área el año pasado, en la campaña 2022/23 caería un 22%, según estimó la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario, que en su último informe indicó que “las lluvias no fueron suficientes para cambiar la condición de sequía que prevalece en casi toda la región”.
Los productores están redefiniendo sus inversiones para encarar la campaña gruesa, en un contexto de mucha más liquidez por las ventas masivas estimuladas por el Programa de Incremento Exportador (PIE) más conocido como dólar soja.
Desde la implementación del dólar soja se liquidaron agrodivisas a un ritmo promedio de más de u$s 350 millones diarios. Si se mantuviera esta tendencia en los días que restan del mes y el Banco Central (BCRA) continuara sumando a las reservas cerca del 60% de esa liquidación, podría comprar unos u$s 1.200 millones hasta el último día de septiembre.
En ese sentido, esta semana el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, confirmó en Rosario que la medida caducará el 30 de septiembre como estaba estipualdo inicialmente y que el gobierno avanzar en medidas para que pequeños y medianos productores y de economías regionales puedan incrementar el área de soja, una decisión contenida en el artículo 9 del decreto que creó el dólar soja y que pronto anunciará el ministro Sergio Massa.
El presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Miguel Simioni, señaló que la medida le permitió al productor _quien tenía soja física, precio a fijar o contratos en el Rofex a septiembre_ ganar hasta un 44% en precio y eso se reflejó en la rápida respuesta. Indicó que ese excedente de liquidez se está destinando a afrontar gastos de campaña (insumos, fertilizantes) y a adquisición de bienes de capital. “Si el clima hubiese acompañado mejor el productor estaría pensando en comprar insumos para la siembra de maíz de primera, pero como eso no ocurrió la mayor área maicera se destinará a tardío”, indicó.
El informe de GEA señaló que a pesar de las lluvias, muy pocos largaron la siembra maicera. De hecho los registros fueron escasos. Durante el jueves 15 y el miércoles 21 de septiembre se produjeron algunas precipitaciones sobre la región. El promedio estuvo entre 10 y 20 milímetros (mm). Los registros máximos se dieron en Noetinger con 26 mm y Guatimozín con 24 mm. En Lincoln (Buenos Aires) el registro semanal fue cero.
“Las siembras maiceras no se han generalizado. Las empresas de semilleros sugieren no sembrar con menos de 30 mm”, indicó GEA. “Para los que no puedan sembrar se les está proponiendo entregar las semillas para almacenarlas en cámara”, comentan en Bombal. “Si bien estas lluvias aportan algo de humedad al sistema, no son suficientes para cambiar la condición de sequía que prevalece en casi toda la región”, explicó el consultor Eduardo Elorriaga.
“Esta leve mejora de humedad superficial puede ser una tentación para apurar siembras de maíz. Pero pueden convertirse en una pesadilla si los lotes no cuentan con las reservas necesarias ante el actual panorama de pronósticos”, dijo.
El pasado fue mejor
Hace un año, la superficie del cereal grueso no paraba de crecer. A esta altura ya se había sembrado la mitad del área. El aumento se estimaba en un 15%, pero el estudio con imágenes del satélite Sentinel-2 muestra que fue mayor: el salto interanual fue de un 20%. Tras recorrer la región, georreferenciar 4.300 puntos de diferentes coberturas y volcar la información en la plataforma de Google Earth Engine, el resultado muestra que se sembraron 1,93 M ha de maíz en la región y 4,49 M ha de soja en región núcleo. El aumento interanual en maíz fue de 320.000 ha (+19,8%). En la soja, la caída fue de un 7% (330.000 ha menos). Este estudio indica que el ciclo 2021/2022 fue la mayor siembra de maíz y la menor de soja de los últimos 10 años en la región. El maíz ocupó el 40% de la superficie de granos gruesos, un hecho que no volverá a repetirse, al menos durante la campaña 2022/2023.
Según GEA, se darán nuevos ajustes para la 2022/23, ya que 150 mil hectáreas pasarán de maíz a soja de primera. “Sigue muy presente el fracaso productivo del maíz temprano 2021/22”, indicó GEA y planteó que se suma la falta de agua actual y la tercera Niña que se presentaría con mayor intensidad.
El factor clima sigue bajando área al maíz y la soja recupera terreno. El maíz sufre un nuevo recorte, unas 150 mil ha que dejan a la intención maicera en 1,5 millones de hectáreas versus las 1,9 millones sembradas hace un año. La caída interanual sería de un 22%. Frente a eso, la soja toma ese hectareaje, con lo cual pasarían a sembrarse 5,1 millones de hectáreas versus las 4,5 millones de hectáreas el año pasado. La soja en los últimos 7 años mostraba una clara tendencia a caer en área. Pero en la 2022/23 tendrá un crecimiento interanual de 13%.
En el centro norte santafesino, según datos del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Santa Fe, sólo el 50% del trigo se encuentra en estado “bueno”.
Según GEA, en el área del sur de Santa Fe el impacto de esta semana de lluvias sobre el trigo ha sido casi insignificante.
El cultivo no logra contar con agua suficiente en la región para asegurar un piso de rendimiento. “No sabemos cuánto puede seguir bajando el rinde. Sí sabemos que en los mejores lotes el techo estará entre los 25 qq/ha y los 30 qq/ha. La mitad de los cuadros está en malas condiciones, el 40% regular y solo un 10% continúan buenos”, indicó el reporte.
Fuente:Agro Clave
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