4 de abril de 2022
Siguiendo la luna llegaron lejos: santafesinos que siembran en base al calendario lunar
Dos amigos llevan adelante una huerta agroecológica y biodinámica, con cría de gallinas, siguiendo formas ancestrales de relacionarse con el suelo
Una huerta agroecológica, biodinámica y con huevos de gallinas criadas a campo. “Huerta Areco” se llama el emprendimiento que están llevando adelante en Arequito Nicolás Bureu y Nicolás Martino, dos jóvenes amigos y socios, hijos de productores que empezaron “con la huerta en la escuela primaria con el Prohuerta, en un rincón del colegio”, rememora Martino.
El emprendimiento ya lleva cuatro años. Pasaron por tres terrenos y hoy están en el que, aseguran, será “el definitivo”, se prometen. Las mudanzas se dieron porque la demanda fue creciendo y los terrenos les iban quedando chicos. Actualmente cuentan con una superficie de 2,5 hectáreas, una hectárea la destinan a la huerta y el resto “a las gallinas”, aunque ambos sistemas se complementan y se cruzan ordenada y organizadamente.
Producción biodinámica
“Implementamos un sistema agroecológico y desde hace un año y medio incorporamos la biodinámica, para complejizar un poco más la tarea”, cuenta Bureu. ¿Cómo es la producción biodinámica? El joven agricultor lo explica de la siguiente manera: “Se trata de una cuestión integral que propone trabajar con el ritmo y calendario lunar. A medida que la luna realiza su movimiento de traslación alrededor de la Tierra, las distintas fases inciden en las raíces, en las hojas, en los frutos y en las flores. No es fácil de explicar, pero hasta que no lo vivís, no lo crees”.
Es sabido que la luna y sus movimientos tienen su influencia, desde las mareas hasta el nivel de serotonina. El calendario lunar fue utilizado a través de los siglos por los agricultores, que siempre observaron el cielo y construyeron sus propios registros de experiencias, destacando cuáles son los mejores momentos para llevar adelante determinadas actividades agrícolas.
En “tal luna” conviene sembrar, en “tal otra” cosechar. “Así mis abuelos sabían cuando `semillar´, cuando ´trillar´. Se guiaban por los ciclos de la luna: cuarto menguante, creciente”, cuentan. La agricultura biodinámica está relacionada con esos movimientos y los planetas del sistema solar. Para los agricultores biodinámicos, la influencia energética de la luna optimiza (o no) los cultivos.
La luz lunar, como la solar, participa en la fotosíntesis y en la germinación de las semillas. Algunos ejemplos: La luna nueva es un periodo de descanso, reposo y de poco desarrollo de la planta. La luna creciente es un buen momento para trasplantar y podar, y se siembran cultivos con frutos. Luna menguante es buena ocasión para hacer las podas, injertos, etc. y para sembrar remolachas, patatas, zanahorias, chirivías (subterráneas).
Gallinas en pastoreo
Cuando “los dos Nicos” ingresaron a trabajar en este último predio, se encontraron con un terreno que no se utilizaba desde hacía años. “El suelo estaba muy compactado”, cuentan. Para poder ingresar las gallinas, tuvieron que pasar primero un disco y después sembrar. Sembraron alfalfa y moha, que complementan con la pastura del lugar. “La gallina come la hoja y la semilla de la moha. Y lo que hacemos es resembrar. De esta manera, reducimos la cantidad de alimento”, explican.
Hoy tienen 325 gallinas de la raza lhomann brown que producen 209 huevos diariamente y un 70% son adultas. La raza es de origen alemán y es una de las más utilizadas debido a que dan huevos grandes, se pueden criar fácilmente (docilidad), tienen capacidad de adaptación a cualquier tipo de crianza y a cualquier tipo de clima. Además, cuentan los jóvenes, son resistentes a cualquier tipo de agente patógeno y, en su adultez, llegan a producir hasta 325 huevos anuales.
Sobre la rutina diaria, Bureau cuenta: “Empezamos apenas amanece. Al tener el gallinero fijo, las encerramos por la noche. Les abrimos a la mañana para que se alimenten y, con redes, se les marca las parcelas. Están todo el día en el campo. A las 18 les damos una nueva ración y luego vuelven al gallinero a dormir”.
Las gallinas son animales que ayudan a fertilizar la tierra, como si fueran un abono natural multipropósito: “Escarban, sacan malezas y alimentan la tierra”, destacan. Un dato que no es menor es la sombra natural del predio que protege a las ponedoras: “Tenemos un cordón de casuarinas, chircas, aguaribay y acacias, entre otras variedades (martino) que protegieron las gallinas perfectamente en este verano de tanto calor”, cuentan.
Más allá de lo comercial, con la venta de los huevos que producen, buscan integrar al animal con la huerta. “Tenemos un proyecto de hacer un módulo pequeño y llevarlas adentro de la huerta misma. Esto es, dejarlas un mes, por ejemplo, que paseen en dos canteros donde escarben y abonen”, cuenta Martino.
Sobre la posibilidad de tener más aves y, de esta manera, incrementar la producción de huevos, son cautos por ahora: “Aún no tenemos planificado a futuro qué hacer. Primero queremos terminar el ciclo de inversión que ya tenemos. Luego veremos”. Hoy comercializan en Arequito, Rosario y Casilda.
La huerta
La variedad de productos que siembran y cultivan es diversa. “En hojas: lechuga, acelga, achicoria, espinaca, rúcula, cilantro, pak choi, akusai. Además coreanita, zapallo plomo. En raíz: zanahoria, remolacha, rabanito, nabos, hinojos. En frutos: pimiento, berenjena, tomates. En invierno, coles como repollo, brócoli, coliflor”, detalla Bureau
El hecho de que sean productos agroecológicos y biodinámicos, ¿hace posible trasladar esto al precio final al consumidor? “Hay algunos que sí. Tampoco podemos irnos por las nubes porque no tenés ventas. No podemos compararnos con la verdulería tradicional, mucho menos con el super. Por ejemplo: hay momentos del año en que a la acelga te la regalan. Pero nosotros tenemos que mantener el precio porque sabemos lo que es el producto. Y hay clientes que reconocen el producto y que están consumiendo otra cosa”, explican.
El sistema de riego es por goteo con perforación y un tanque. “Nos gustaría incorporar túneles para poder proteger en invierno algunos productos. Se puede ‘estirar’ un poco más las producciones con los túneles pero tampoco se puede llegar a hacer algo fuera de temporada. Lo que sí tenemos es un invernáculo con media sombra donde tenemos los tomates, la tomatera”, explican.
La hidroponia permite un “cultivo sin suelo” sin perder de vista las necesidades de la planta. Al evaluar esta posibilidad, Martino destacó: “Está muy bueno poder llegar a ese tipo de tecnología. Pero el problema es que requiere una inversión a la que hoy no tenemos acceso”.
Mirar hacia adelante
Los jóvenes santafesinos cuentan los pasos que dieron y los que planifican dar. Van con pisada segura, en calma, pero sin pausa. Con la mirada hacia adelante, apuestan a progresar en el mercado: “Nuestro objetivo es agregar valor. Cuando uno arranca con la huerta, proyecta poder producir encurtidos, conservas, salsas. Tener nuestra propia sala, llegar a un mercado distinto”, enumera Martino.
Y para cerrar, Bureu complementa: “Poder tener árboles dentro de la huerta. Con esto poder proteger las hortalizas naturalmente. Queremos plantar frutales, cítricos principalmente. Algo de carozos y nogales para también poder poner las gallinas a su resguardo”.
Fuente:Agro Clave
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