¿La foto de la caída interanual o la película de la recuperación lenta? Cada quien elige; el dato que divulga Idesa refiere a una diferencia interanual negativa que la oposición atomizada no capitaliza, y a una evolución mensual que le da fundamento a la administración Milei. En los cálculos del centro de estudio de Jorge Colina, "las jubilaciones reales nacionales son un 9% más altas que en diciembre del 2023 pero 44% más bajas que en el promedio 2017".
Una decisiva pulseada entre la película oficial y las angustias del bolsillo a diario
Se pueden tomar otros parámetros que difieren en el cálculo pero no en la tendencia. Los datos del SIPA estiman que los sueldos ya se encontraban en julio en términos reales solo 0,3% debajo de los de noviembre; en diciembre llegaron a estar 11,4% debajo. Además el Índice de Actividad de la Argentina (ICA-ARG) que elaboran las Bolsas de Santa Fe y Rosario señaló que "el mercado laboral continúa el proceso de deterioro. El número de asalariados privados registrados tuvo una variación mensual estimada de -0,3% el último mes, ubicándose en un 2,9% por debajo a julio de 2023".
Si hay una recuperación parcial de los ingresos, aún son los aumentos de los "precios regulados" los que se llevan esa recuperación. Según el último IPC, alimentos y bebidas aumentaron 2,3% mientras que viviendas, electricidad, agua, gas y otros combustibles subieron 7,3%, en especial por la eliminación de subsidios.
Para Milei, la inflación es "siempre y en todo lugar un fenómeno monetario"; el gobierno puede alegar que las variables de empleo y salarios siguen por debajo de las de 2023 (anabolizadas por el plan platita) pero tienden a una recuperación a mediano plazo del consumo interno en base a las estabilización de precios. Es una meta aún contrastada por la evidencia: según Came, las ventas minoristas retrocedieron -0,5% intermensual en la medición desestacionalizada de septiembre.
La Casa Rosada podría desacelerar la eliminación de subsidios para atenuar el impacto de los precios en lo que queda del año. Pero además exhibe dos anclas decisivas para sostener esa pretensión: la fiscal, que restringirá más el gasto público en el presupuesto 2025 (salvo que la inflación sea realmente del 18,3% anual, como se proyecta) y la firme determinación de no devaluar más allá del 2% mensual (crawling peg) a riesgo de perder las ventajas competitivas alcanzadas tras la devaluación de diciembre.
Se supone que sin déficit no hay emisión y la perspectiva inflacionaria es baja. ¿Quedan, como dicen algunos economistas de la oposición, pesos por ser volcados al mercado aunque no se emita más dinero sin respaldo?
En Hacienda reconocen algo. Hoy los bancos tienen casi $10 billones en LEFI. Pero también señalan que a esta altura del año pasado tenían aproximadamente $20 billones, que si se mantenían -con una inflación del 200%- (tasas de interés mediante) hoy deberían ser $60 billones; "el ordenamiento monetario permitió que se reduzca a la sexta parte", explican cerca de Carlos Guberman.
Pero sobre todo esos $10 billones que los bancos podrían reclamar en "cash", no irían al mercado sino como créditos para apalancar la recuperación económica. Sin embargo esa no es la única "cantera disponible" de pesos. El economista Ramiro Castiñeira recordó que "en un contexto de emisión cero, si el sector privado quiere pesos" están además las letras emitidas por la Casa Rosada.
Fiel a su predicamento, el gobierno libertario no controlará las expectativas interviniendo en los mercados sino con la restrictiva política monetaria que limita el comportamiento de los consumidores. Y en la tolerancia de esos ciudadanos se juega parte del éxito de la administración Milei.
Fuente: el litoral
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