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ECONOMÌA

31 de agosto de 2020

Paritarias en cuarentena: el rompecabezas salarial

La pandemia golpeó duro a los trabajadores. Solo un puñado de gremios logró acordar aumentos. Con el fin de las restricciones se reactiva la discusión

La pandemia de Covid-19 y la cuarentena volvieron más espeso el mar de dulce de leche en el que vienen remando los gremios en la puja salarial desde hace al menos cuatro años. Aumentos fraccionados, cláusulas gatillo, revisiones y sumas fijas son algunas de las pautas que se generalizaron en ese tiempo. Hoy el escenario es todavía más complejo y variado, con negociaciones postergadas, recomposiciones esquivas y una marcada pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.

Lo cierto es que, ya entrando a septiembre, las paritarias 2020/21 son apenas un garabato y, en muchos casos, un anhelo. Avanzado el segundo semestre y en épocas en las que habitualmente muchos sindicatos ya habían cerrado sus acuerdos o al menos tenían en claro los términos generales de discusión salarial, recién se empiezan a descongelar las paritarias y apenas un puñado de sindicatos dibujó un porcentaje (no mayor al 30% en el mejor de los casos), aunque escalonado, a mediano plazo y con revisiones.

Otros vienen acordando sumas fijas hasta tanto se recuperen las actividades, mientras que los que representan a los sectores arrasados por los efectos de la pandemia, como los del rubro textil, hotelero, turístico, gastronómico, mercantil y de la construcción, sólo discuten puestos de trabajo.

Un párrafo aparte merece el sector público, que ni siquiera tuvo paritaria, y por lo tanto dejó de ser la primera referencia salarial del año. Como pocas otras veces, los gremios estatales rechazaron en forma unánime que la única medida salarial de la provincia haya sido el pago de una suma fija no remunerativa de $ 3 mil. Los sindicatos lo tomaron como “un insulto”. Ahora, el gobierno estudia otorgar otros $ 3 mil.

“Necesitamos salarios dignos, queremos que en la reunión paritaria haya propuesta salarial y se concreten los pases a planta. La política pública no puede sostenerse con precarización laboral. Un Estado para las mayorías arranca por el respeto a los derechos de todos los trabajadores y todas las trabajadoras. Daremos continuidad al plan de lucha”, expresó Lorena Almirón, secretaria general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de Rosario, en el marco de las protestas de las últimas semanas.

 

Sector privado

En el sector privado, las paritarias deben remontar el -25% acordado por la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Unión Industrial Argentina (UIA) y avalada por el gobierno nacional, atendiendo al artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo. La rebaja sobre el sueldo neto debía tener vigencia en abril y mayo, y alcanzaba a los trabajadores que estuvieron sin tareas por la cuarentena, ya sea por suspensiones o vacaciones forzadas. Luego se prorrogó y, en medio de la incertidumbre, se impuso condicionante para muchas actividades.

Desde allí, los pocos acuerdos logrados se dieron en los sectores que repuntaron su actividad a partir de la flexibilización de la cuarentena. Sus construcción es laberíntica: sumas no remunerativas, suspensión de aumentos de sueldo que habían sido acordados con anterioridad, pagos de salarios en cuotas, bonos a cambio de congelamiento paritario, entre otros arreglos.

Esos acuerdos que se siguen dando en algunos sectores no sólo están supeditados a la evolución de la cuarentena, la inflación y la actividad económica, sino al otorgamiento de los beneficios del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), establecido por el DNU 376/20, con eje en el pago del 50% del sueldo neto de los trabajadores del sector privado, hasta dos salarios mínimos, vitales y móviles, a cambio de una garantía de estabilidad laboral e incluso incorporaciones.

El gobierno fue redefiniendo la modalidad de este instrumento, teniendo en cuenta la evolución de la economía. Hoy, ya en su fase 4, el beneficio consiste en seguir subsidiando a las actividades críticas o estancadas, y en financiar el pago de sueldos a empresas que mejoraron su facturación, mediante el otorgamiento de créditos blandos.

Según el Ministerio de Trabajo de la Nación, “hasta agosto de 2020, se firmaron 23 acuerdos salariales sectoriales que establecieron aumentos salariales para un millón de asalariados privados en relación de dependencia, número que representa un 19% del total del empleo del sector privado”. Actualmente, en la Argentina hay 5,8 millones de trabajadores asalariados privados registrados, según el Sistema Integrado Previsional Argentino (Sipa).

Ranking

El gremio aceitero es el único que logró un acuerdo paritario sin fraccionamiento. Acordó una suba de 25%, con vigencia desde el 1º de mayo hasta el 31 de diciembre, y con revisión en agosto. Así, el básico de un aceitero alcanza los $ 68.678. Se le suma un monto retroactivo por el período de enero a abril, que representa la diferencia del aumento en los básicos convencionales, cuyo pago fue por única vez y osciló entre los $ 55 mil y $ 70 mil.

Los bancarios acordaron un aumento del 26% sobre el básico de diciembre de 2019, aunque dividido en cuatro partes: 7% para el primer trimestre el año, 6% para el segundo, 7% el tercero y 6% el cuarto, con una revisión prevista para noviembre. Y el pago del bono por el día del bancario (6 de noviembre), que va de $ 64 mil a $ 100 mil.

Los camioneros, por su parte, obtuvieron un 30% de aumento en cuatro partes: 8% en agosto, 7% en octubre, 8% en febrero y 7% en abril de 2021. Este es uno de los acuerdos con mayor proyección en el tiempo. Asimismo, acordó un bono de fin de año más una revisión en febrero de 2021.

Los mecánicos de Smata, que desde hace tiempo venían con un exitoso acuerdo paritario renovable cada tres meses, tropezaron con alguna dilación, pero finalmente lograron un aumento del 9% de enero a marzo. En abril se suspendió a todo el personal y las patronales dispusieron pagar el 25% de los salarios, más el ATP del gobierno, hasta junio. De julio a septiembre también se dispusieron suspensiones, aunque parciales, y el pago del 75% del sueldo. Sin embargo, a partir del 1º de agosto y hasta septiembre se aplicará un aumento del 11,4% sobre el básico de julio. En octubre habrá una nueva reunión paritaria.

El gremio de la alimentación concertó el pago de una suma extraordinaria no remunerativa y por única vez para los meses de mayo, junio y julio, y logró un aumento salarial no remunerativo del 6% en agosto y de 6,5% en septiembre, calculado sobre el básico de mayo. Para el 22 de septiembre está prevista una revisión del arreglo.

Los trabajadores de la industria lechera cobrarán un aumento del 13,6% aplicado sobre el básico a abril de 2020, retroactivo a julio. También una sumas no remunerativas mensuales del 4% en agosto y septiembre, del 8% en octubre y noviembre y del 12% en diciembre, un 12%. Todas aplicables al básico de julio, más En enero se aplicará un 12% remunerativo sobre el básico de julio. También se acordó un adicional no remunerativo de $ 12 mil, a abonarse entre agosto y noviembre. En cuanto al bono que el gremio Atilra exige a las patronales para recomponer la obra social sindical, será de $ 12 mil a cancelar en seis cuotas.

Los encargados de edificio (Suteryh) cerraron un aumento de 9,5% en marzo, por el cual completó el 28,5% de incremento acordado en la paritaria 2019. Recientemente acordaron la nueva paritaria, con una suba de 29%, dividida en tres etapas: 15% a partir de julio, 8% en noviembre y 6% en febrero de 2021. El convenio tiene vigencia hasta el 31 de julio de 2021, aunque contempla una revisión en noviembre próximo.

Los trabajadores químicos y petroquímicos a nivel nacional acordaron un aumento salarial del 24% y la suma fija mensual que venían percibiendo de $ 6.617 saltará a $ 13.166 pesos, hasta febrero próximo. Además se acordó el pago de un bono de fin de año de $ 21.700. El convenio, firmado entre el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas (Spiqyp), la Federación nacional de la actividad (Fatiqyp) y la Cámara de Industrias Químicas y Petroquímicas (Ciqyp), beneficia en la zona a los trabajadores químicos de Rosario y el cordón industrial.

El Sindicato de Trabajadores de Compañías de Seguro acordó un incremento del 12% con el Comité Asegurador Argentino, que regirá para los meses de agosto, septiembre y octubre. Además, se estableció una cláusula de revisión para corregir la escala salarial para el bimestre noviembre-diciembre. Así, el gremio logró alcanzar un aumento paritario para los primeros 10 meses de este año del orden del 24%.

En tanto, los metalúrgicos negociaron un aumento no remunerativo de $ 30 mil pesos de agosto a diciembre, dividido en $ 6 mil por mes. A fin de año se retomarán las negociaciones paritarias, según comunicó la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). El anterior acuerdo paritario del sector había vencido el 31 de marzo pasado, por lo que resignó cuatro meses sin recomposición alguna. En el período, los trabajadores suspendidos sufrieron rebajas salariales de entre el 11% y el 25%.

En espera

Además de los estatales, en el sector privado quedan muchas actividades sin lograr mejora alguna, salvo el aumento de 4 mil pesos establecido por el decreto 14/20 de la Presidencia, en enero pasado, tomados a cuenta de futuras paritarias y de pago obligatorio.

Uno de los casos más dramáticos es el de los mercantiles, que padecieron quitas salariales en las actividades en las que se acordaron suspensiones. El único aumento obtenido hasta ahora por la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys) fue un bono de $ 5 mil en abril, alcanzó sólo a los empleados de ocho grandes cadenas de supermercados.

Los trabajadores de los rubros de gastronomía y hotelería, que sufrieron suspensiones y quita salarial del 25%, no tienen novedades paritarias, al igual que el sector de vigilancia privada, construcción, textiles y del transporte urbano, que en Rosario ya superaron los 60 días de paro en reclamo de deudas salariales. La paritaria de este último rubro es diferente al resto porque está condicionada por los subsidios estatales a los empresarios del sector.

Otros que están en pie de lucha son los telefónicos, que aseguran que son inminentes las medidas de fuerza por falta de oferta salarial por parte de las empresas, y teniendo en cuenta que el último acuerdo paritario venció en julio. “No podemos permitir que la excepcionalidad de la situación de la pandemia sea usada como excusa para no corregir la caída salarial”, renegó Claudio César, secretario general de los trabajadores telefónicos de Rosario (Sitratel).

Los trabajadores de la empresa Aguas Santafesinas (Assa) nucleados en Obras Sanitarias, si bien han comenzado las paritarias con la dirección de la firma, aún no lograron un acuerdo. “Estamos viendo puntos importantes de nuestro convenio y estamos evaluando el pedido de aumento salarial”, informó Silvio Barrionuevo, secretario adjunto del gremio en Rosario y el sur provincial, que se declaró en estado de alerta.

Rebaja nominal

“Lo que hubieran sido las paritarias normales terminaron siendo, en el mejor de los casos, una disputa para resistir la rebaja del 25% del salario durante la pandemia”, señaló el abogado laboralista Carlos Zamboni Siri. “La inflación sigue haciendo estragos e inclusive hay índices que dan cuenta de que hubo una caída nominal del salario en mayo, con lo cual la rebaja es impresionante”, agregó.

El asesor legal de la federación nacional de obreros aceiteros explicó que “hay una disputa muy grande por determinar quiénes pagan la salida de esta crisis”.

“Obviamente que las patronales cierran filas para que ese costo lo paguen los trabajadores y entonces se empiezan a escuchar voces para no dar aumentos salariales”, subrayó. En definitiva, el panorama incluye “salarios atrasados, más una rebaja nominal durante la pandemia y ahora una ronda paritaria en la que los trabajadores van, desde ya, con una pérdida muy grande”.

“A esto se suman despidos o algún intento por achicar personal, lo va a generar mucha conflictividad en lo inmediato y en lo mediato también”, alertó el profesional, para quien “los conflictos van a ser cada vez más intensos porque la gente no tiene nada que perder en muchos casos: de los 6 ó 7 millones de trabajadores registrados, la mitad está por debajo de la línea de pobreza”.

Si bien celebró que el gobierno tomó medidas “a favor del trabajo”, como la prohibición de los despidos sin causa y el ATP, también aclaró que “se avalaron acuerdos de rebaja nominal de salarios que de por sí ya están deprimidos”.

“Ahí hay una mirada bastante complicada de lo que puede llegar a venir, porque si la posición del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Producción es que en la crisis hay que bajar los salarios para cuidar el empleo, es como pegarse un tiro en el pie”, graficó el profesional. Recordó que es lo mismo que ocurrió en los 90, “cuando se le dio la razón a las empresas, pensando que si se bajan los salarios se van a salvar, cuando eso es todo lo contrario”.

Para Zamboni Siri, en esta ronda paritaria también se juega “ qué forma va a tomar el posible plan de la pospandemia. Y en ese punto, el rol que puedan tomar los sindicatos en general “es fundamental, porque nadie puede suplir a los trabajadores en esa disputa con el capital, y está claro que el Estado por sí solo no lo va a hacer”.

Para el economista Sergio Arelovich, frente a la situación de la caída del poder de compra el gobierno nacional construyó “un conjunto de herramientas, una red enorme, que se agrega a la red que ya tenía Argentina para atención a los más vulnerados de la sociedad”.

Si uno mira el alcance de los ATP, llegan a 1.800.000 trabajadores, contra 5.700.000 que constituyen todo el sector privado registrado. Es un número inmenso y el esfuerzo y atención puestos en este asunto es muy significativo, pero ello no quiere decir que exista política salarial”, aclaró el coordinador del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate).

“Lo que se nota mucho es que, como consecuencia de la caída la actividad económica, no ha habido, a excepción de algunos casos puntuales, ningún tipo de acuerdo paritario en el sector público del Estado nacional ni de los estados subnacionales, con lo cual es previsible que cuando podamos medir adecuadamente y en detalle el peso de la caída de los salarios del sector público, nos encontremos con un sorpresón; la caída habrá sido brutal”, vaticinó.

Fuente:La Capital

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