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ECONOMÌA

25 de noviembre de 2019

Ley de góndolas: liberar o intervenir el mercado, la eterna encrucijada de los gobiernos

En medio de la crisis, les van a sacar a las grandes empresas espacio de venta y exhibición en las góndolas de los supermercados, con la excusa de colocar en su lugar a los productos de las pymes, mediante una ley "anticompetitiva".

Cuando vuelven a aparecer estos temas en los cuales los políticos vienen una vez más a salvarnos, en este caso regulando el mercado (remplazando las decisiones de los particulares con leyes o reglamentos intervencionistas), me acuerdo de Bernardo Neustadt.

El recordado periodista y analista político solía decir: "Yo no quiero que el Estado me dé una mano, solo quiero y le pido, que me saque las dos manos de encima”. Que me deje de ayudar, por no decir otra cosa...

¿Qué saben nuestros legisladores o políticos del tema? Aquellos que ”nunca pagaron una quincena”, dicen también los empresarios, los industriales y comerciantes. “No entienden nada, no son empresarios, son hijos de empresarios, nunca pagaron quincenas”, dice otro periodista también conocido, Antonio Laje.

Ahora y en medio de esta enorme crisis, les van a sacar espacio de venta y exhibición en las góndolas de los grandes supermercados, con la excusa de colocar en su lugar a los productos de las pymes. Como el personaje de Guillermo Tell, aunque no nos olvidemos que este personaje famoso, es en realidad una leyenda mítica de la tradición suiza que luchaba por la libertad de su pueblo. No se agotaba solo en sacarle a los ricos para darle a los pobres.

El proyecto de Ley de góndolas realmente está mal. Es una real paradoja. Es el primer instrumento legal que -advierto- con su articulado entra en un conflicto legal con misma Ley de Defensa a la Competencia.

Se trata de una iniciativa que crea y establece, de manera anticompetitiva, una infranqueable y real barrera de ingreso al mercado, esto por encima de su “cuota” asignada, y por la limitación que ello significa de participación de mercado para aquellas grandes empresas proveedoras, que los desaprueban y a las que las acusan todo el tiempo de prácticas ilegales, en la que, en su enorme mayoría, no han incurrido nunca.

 

No hay constancias de denuncias con condenas contra las mismas y en estos temas, de cometer alguna forma de “abusos de posición dominantes”, por lo menos de manera ostensible o que se sepa.

El punto es que a muchos de nuestros políticos, sobre todo a aquellos que no creen en la economía de mercado, no les gustan las grandes superficies comerciales. Les caen mal y las han demonizado. Les atribuyen buena parte de nuestros problemas.

El espacio en góndola está dividido y, en consecuencia, se debe ajustar y reducir su entrega. A partir de ahora si se sanciona le ley, tendrán asignado un cupo. Se reglamenta hasta cuánto se puede exhibir. De ella surgirá cuánta mercadería menos entregará su próximo camión de reparto y, de paso, les dicen o “sugieren” a cuánto pueden vender.

El resto de la mercadería no la puede entregar, tiene que devolverla, no hay más lugar en su cuota de superficie asignada en góndola por el Gobierno. Ya no pueden seguir conquistando clientes porque perjudica de las pymes del sector alimenticio. Hasta acá llegó, está vendiendo mucho, no se queje. Con la cuota del 30% de exhibición en góndola que le asignamos del mercado, debería alcanzarle y sentirse contento.

Con su personal -empleados, gerentes, técnicos, laboratorios, controles de calidad de alimentos, hasta los chicos que acomodan los autos en la playa- usted verá qué hacer con ellos de ahora en más. También con los camiones de reparto, instalaciones, depósitos y todo lo que le sobre en materia logística, usted sabrá qué hacer.

Nosotros –nos dicen- , no queremos que los señores supermercadistas e industriales piensen que queremos meternos en sus negocios (lejos estamos de ello; desconocemos el tema, dicen los funcionarios), le sugerimos que vean cómo recuperar las pérdidas de venta aprovechando del 70% de los espacios ociosos en góndola, para disponer de la enorme oferta de productos que las pymes tienen y que gustosos estarán esperando ese momento para ayudarlos entrar al local. Por qué no armar acuerdos, no descarte comprar algunas pymes para ampliar su cuota y licencia oficial de espacio.

No da para esta columna, pero es necesario recalcar que el proyecto de ley contiene otra serie de errores. Por ejemplo, manda a firmar un contrato entre los supermercados y cada uno de sus proveedores. Además que pueden ser miles, significa pagar sin necesidad y en forma irresponsable, impuestos a los sellos por cada uno.

 

Fuente: El CRONISTA

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