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POLITICA

22 de febrero de 2018

Crónica de una tarde en la que una multitud marchó para mostrar su descontento y preocupación

Decenas de miles de personas reclamaron por mejores salarios, y contra la leyes de reformas previsional y laboral

El escultor Alejandro Marmo pensó dos "Evita" cuando ideó la obra "Sueños de Victoria", instalada desde hace casi siete años sobre dos caras del emblemático edificio MOP, en el medio de la 9 de Julio: el lado norte tiene a una Eva de mirada tensa, algo desafiante y desconfiada; cuando mira al sur, para el lado de los que vienen del Riachuelo, Evita se ablanda y sonríe. Bajo esa mujer de gesto maternal se congregaron decenas de miles de personas este miércoles, con el fin de manifestarse y escuchar en boca de varios referentes gremiales y de movimientos sociales lo que de alguna manera sienten: descontento y preocupación por el rumbo del país.

Obreros, docentes, jubilados, militantes de movimientos sociales, empleados de comercio, cooperativistas populares marcharon, se concentraron y volvieron a sus casas masivamente en un ritual que terminó sin violencia y con reclamos contundentes contra el Gobierno: rechazo a la ley previsional, al proyecto de reforma laboral, a los topes en las paritarias y a los despidos.

En el llano del asfalto la expectativa de la multitud estuvo lejos de interpretarse como un apoyo específico a Hugo Moyano (en su lucha personal con el Gobierno), aunque el líder camionero fue protagonista destacado y el último en declamar desde el escenario, después de Hugo Yaski, Sergio Palazzo y Pablo Miceli, entre otros.

Graciela, de 64 años, jubilada, llegó con su marido desde La Plata. Escuchó los discursos sobre la calle Lima. "Vinimos contra la reforma laboral, por los jubilados", explicó la mujer, mientras a su alrededor dos o tres grupos de trabajadores golpeaban bombos y afinaban trompetas y copaban el sector más cercano al escenario.

La ley previsional fue uno de los ejes de los reclamos contra el Gobierno (Martín Rosenzveig)

"Convocó Moyano, pero no importaba quién lo hiciera. Si hay otros sindicalistas que se hacen los estúpidos, problema de ellos. Cada vez hay más despidos y familias sin un sueldo. Moyano ha estado de los dos lados. Pero alguien lo tenía que hacer. Si era otro, hubiéramos venido igual", comentó la mujer, en referencia a los sectores del movimiento obrero que no participaron, como Comercio, Gastronómicos y Transporte, entre otros.

Después de cantar el Himno nacional y hacer un minuto de silencio por "las víctimas de la tragedia de Once, Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, los submarinistas del ARA San Juan y los mártires del movimiento obrero", Juan Carlos Schmid, uno de los tres conductores de la CGT, enumeró los ejes conceptuales que quedaron planteados durante la tarde: "Lo único que logró este gobierno en dos años es hacer perder el poder adquisitivo de trabajadores y jubilados, rebajar el sueldo, llenar góndolas argentinas con productos importados, endeudar el país y hacer cada vez más ricos a los ricos y pobres a los pobres".

La marquesina del escenario, donde además de los que hablaron estuvieron Roberto Baradel, de Suteba, Juan Grabois, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, el diputado Facundo Moyano, entre otros, reafirmaba las sensaciones y necesidades de la calle: "Unidad, en defensa de los trabajadores".

Ernesto llegó en micro junto a sus compañeros de trabajo, empleados en una compañía de transportes de residuos industriales de zona norte. Aunque es afiliado a Camioneros, este trabajador cuenta que se sumaron a la marcha "porque los trabajadores estamos cada vez peor, hay persecuciones, despidos, y queremos que esto se termine".

En los costados de lo que fue el pasillo central del público, la avenida 9 de Julio y las calles Lima y Bernardo de Irigoyen, hombres y mujeres y también chicos descansaban, almorzaban hamburguesas o choripanes o tortas fritas. Otros se tomaban selfies y en los hoteles populares y bares de la zona se formaban filas especialmente de mujeres que necesitaban ir al baño. La gran mayoría de los cientos de miles que integraron la marcha llegaron agrupados, bajo las banderas de sus sindicatos. Pero también hubo gente suelta.

Esther llegó sola junto a sus dos hijas. Tiene 80 años y apareció caminado desde el subte D. Jubilada, ex empleada de comercio, vecina porteña, cobra "la mínima" pero igual aclara que vino menos por ella que por las generaciones futuras. "Obviamente vine para reclamar por la plata de nosotros los jubilados, pero también por las generaciones que se vienen atrás, porque nosotros ya estamos, ya perdimos", comentó, del brazo de una de sus hijas, en la esquina de Moreno y Lima.

El malestar contra el gobierno era intenso. Varias veces distintos sectores entonaron la misma canción de cancha que en los últimos fines de semana se escuchó en San Lorenzo y River contra Mauricio Macri. La última, cuando Moyano dijo que no lo verían "arrugar en nada y menos defendiendo los derechos de los trabajadores". La gente insultó al Presidente. Y el camionero los frenó con un "dejémoslo, no hace falta, compañeros".

Las palabras de Moyano fueron duras contra el Gobierno. Para Susana, de 73 años, militante del Movimiento Evita en Vicente López, no lo suficiente: "Tendría que haber pedido paro general. Pero fue confrontativo. A mí no me gusta Moyano pero es muy bueno para movilizar a las masas. A veces juega a dos puntas pero se pone las pelotas y tiene poder de convocatoria. Es una marcha positiva. Tenemos un enemigo totalmente identificado. Y queremos recuperar derechos adquiridos. Hay corrupción, pobreza y represión".

Lucas, un docente metido en la columna de Suteba Avellaneda, sintetizó lo que se percibía. "Moyano tiene que definir su problema personal en la Justicia, nosotros buscamos alguien que lidere el reclamo de todos. Si él es un líder que puede pelear por los reclamos de los trabajadores, iré detrás de él", comentó mientras sostenía un cartel que decía: "Si los de abajo se mueven los de arriba se caen".

La frase pertenece al escritor y filósofo español Angel Ganivet. Aunque admitió que no recordaba de quién era, el propio Moyano también evocó a otro pensador. Fue sobre el final de su discurso, que también significó el de la convocatoria, y sonó como una advertencia al oficialismo. El camionero sacó pecho. Llamó a los trabajadores a prepararse para "cuando llegue el momento de expresar la voluntad". "Sepamos elegir", recomendó, "los gorilas no pueden estar al frente del país porque nos quieren quitar la dignidad".

Y antes de que sonaran la "marcha peronista" de Hugo del Carril y Jijiji, el himno de Los Redondos, frente a cientos de miles de personas que lo aplaudían, citó sin recordar su nombre al poeta mexicano y Nobel de Literatura en 1990, Octavio Paz. Moyano dijo: "Toda victoria es relativa. Toda derrota es transitoria".

Fuente:Infobae

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