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OPINIÓN

25 de julio de 2017

El factor Cristina

Claves. A tres semanas de las Paso hay incertidumbre sobre los resultados pero la ex presidenta mantiene la centralidad. El PJ saldrá cuarto por primera vez en la historia bonaerense. Indiferencia santafesina.

Nadie en su sano juicio sabe quiénes van a ganar, empatar o perder en las elecciones de mitad de mandato. Y ese es el principal dato sorprendente, casi el único de este proceso electoral que muestra una sobreoferta de candidatos y un casi nulo interés de la sociedad. La reaparición de Cristina Kirchner como figura central del día a día de la política, su pretendida intención de voto, y el hecho de que a casi dos años de su salida del poder se siga hablando de ella como protagonista singular, demuestra de manera empírica, singular y pulimentada el fracaso del actual gobierno por encontrar el buen camino en materia económica. Se escribió aquí durante los primeros meses de gestión que el destino de Macri no dependería del peronismo ni de Cristina, sino del precio de las cosas. Y eso es lo que ha sucedido. Lo peor que le pasa a Cambiemos no es el riesgo de perder las elecciones, algo que no parece demasiado posible a nivel nacional, sino la pérdida de feeling de parte de la mayoría de los argentinos con el gobierno. "Creció el mal humor y eso se traduce en una caída de la imagen del gobierno", admiten en Poliarquía, con los números últimos en la mano. La aprobación de la gestión cayó 5 puntos, el rechazo a la gestión creció 6 puntos y la imagen positiva del gobierno descendió 6 puntos. Incluso, Isonomía, la consultora preferida del gobierno, sostiene que arranca erosionado la campaña electoral. El factor Cristina es la demostración de la grisura del gobierno pero, a la vez, lo único que le permitirá sacar una ganancia al final del camino. El macrismo no podrá ganar el amor de las mayorías sino por el espanto que a una buena parte de la población le generaría una victoria de la ex presidenta. Y esta carrera electoral tiene dos pasos, uno en agosto y el otro en octubre. Cristina logra índices apabullantes en el tercer cordón del conurbano, al punto de duplicar el voto a Cambiemos. Esa zona, claramente, sufre las consecuencias de la política económica, sus pobladores están peor que hace un año y medio. Ahí, poco puede hacer Jaime Durán Barba con su discurso. Allí el gobierno sólo puede perder. La ex jefa del Estado lleva adelante, curiosamente, una campaña en la que no está de cuerpo presente en esas barriadas del conurbano. No ocurre lo propio en otras zonas de la provincia. Cristina hizo el ridículo en su visita a un tambo bonaerense: su gobierno y el de su marido chocaron la calesita con ese sector. En los sectores rurales reposa el más alto índice de gestión negativa de CFK. Pero nada es seguro. Las encuestas en provincia de Buenos Aires se reparten entre las que dicen que gana Cambiemos y las que dan arriba a Cristina. Por ahora, Sergio Massa no mueve el amperímetro. Salvo para el sondeo de una empresa (Aragón & Ascociados), que lo dio por encima de Esteban Bullrich, postulante que, al decir de Jorge Asís, tiene menos carisma que una cicatriz. Lo curioso del caso, y lo que demuestra el fracaso oficial en la economía del día a día, no es que Cristina gane, sino que pueda ganar. La mujer tiene el más alto índice de imagen negativa, se niega a hablar con el periodismo independiente por temor a las preguntas neutrales y llegó a copiar buena parte del modelo comunicacional de Durán Barba. Que la dos veces presidenta esté tocando la posibilidad de ganar en el distrito más importante no es una buena noticia para el resto del peronismo que, desde octubre de 2017 hasta a 2019, seguirá teniendo en Cristina una piedra en el zapato. Se sabe: no hay PJ competitivo sin liderazgo, y hoy el liderazgo es de Cristina. Que ya se fue del PJ, pero mantendrá ese sello a baño María. El gobierno nacional comienza a apostar ahora por dos vías que impactan en Massa. Si Cristina resulta la más votada en primarias levantará la idea de "ella o el cambio", tratando de vaciar de votos al ex intendente de Tigre. Pero, para eso, necesita que Massa quede tercero, lejos. El que no mueve el amperímetro es Florencio Randazzo, clavado en el cuarto lugar y sin ninguna chance de subir escalones hasta tornarse competitivo. En ese esquema de la Casa Rosada, las primarias actúan como una encuesta gigante o como una especie de primera vuelta. Para los macristas, el espejo inmediato es lo que sucedió en el proceso electoral de 2015, pero tendrían que tener en cuenta que desde ese tiempo hasta hoy pasó bastante agua por debajo del puente y, además, tiene a Cambiemos en el poder. La necesidad de Cambiemos tiene cara de hereje, y eso genera cambios de métodos proselitistas hasta en Elisa Carrió, quien condiciona la llegada de inversiones y capitales a un triunfo oficialista. Ese acting de Lilita era impensado. Cambiamos. El problema del gobierno, al margen de las inversiones, es el aquí y ahora: la inflación no se plancha, el dólar sube, el consumo baja y ni el pago del aguinaldo movió la báscula. Esa ausencia de modificaciones en la temperatura del bolsillo llevó a Bullrich a cometer la boutade de auspiciar el empleo en cervecerías artesanales. Es como si en los 90, algún ministro menemista hubiera sindicado a las canchas de paddle como un indicador social ascendente. Ay, Bullrich. La ola que tiene a favor el gobierno sigue siendo la misma, y no viene por el lado de la economía. Se nota en el día a día cierto deseo de un amplio sector de clase media de dejar atrás las experiencias peronistas. No se trata de una construcción teórica del autor de esta columna, sino que se observa en la ausencia de un liderazgo nacional fuera de Cristina. Nunca el PJ salió cuarto en la provincia de Buenos Aires. Y ahora va camino a ello. Por sobre todo el análisis político de campaña en la provincia y Rosario debe establecerse una primera cita, que dice más que cualquier subtexto: casi el 50 por ciento de los potenciales electores no sabe a quién votar y no le interesa en lo más mínimo este período proselitista. Nadie, en su sano juicio, sabe cuál será el resultado de la historia final. Fuente: La Capital

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