Hacemos Santa Fe, el tinglado político en el que conviven las distintas expresiones políticas hoy alineadas con la gestión provincial, fue el espacio común en el que se generó, diseñó y ejecutó la movilización. La primera luego de dos años de pandemia y distanciamiento, que sólo registra como antecedente más cercano la desplegada en diciembre de 2019 con la vuelta del peronismo a la Casa Gris.

Entre los sindicatos, que por su propia dinámica tienen mayor gimnasia callejera, tuvo un fuerte protagonismo la poderosa Asociación de Empleados de Comercio de Rosario. Esa organización gremial tiene una intensa relación con el actual gobernador desde hace años. Luciano, hijo del histórico secretario general Luis Battistelli, es hoy asesor del Poder Ejecutivo y una de los principales operadores oficialistas.

Maiquel Torcatt / Aire Digital

UPCN, a través de su brazo político Producción y Trabajo, también dio el presente. Su indiscutible peso específico, especialmente en la ciudad de Santa Fe, capital administrativa de la provincia, también se hizo notar en la movida perottista de la Legislatura. También tiene funcionarios en la estructura gubernamental.

El sindicato de Luz y Fuerza de Santa Fe fue otro de los gremios que protagonizó la movilización en respaldo a Perotti. La Empresa Provincial de la Energía tiene un tamaño y una importancia dentro del Estado santafesino que es difícil de exagerar y sus trabajadores están sólidamente vinculados a la organización.

Además de los sindicatos, entre los que también se puede contar a UTEDyC, los intendentes y presidentes comunales del PJ fueron quienes más aportaron a la multitud congregada en la plaza de la Legislatura. No es casualidad. La tensión, y en ocasiones confrontación directa, entre el Ejecutivo y los senadores peronistas, especialmente los nucleados alrededor del sanlorencino Armando Traferri, abonó al vínculo sin intermediarios que la Casa Gris tejió con los jefes territoriales. Esa relación se aceitó en base a efectividades conducentes, al decir de Hipólito Irigoyen y Saúl Ubaldini: recursos y obras. Fueron los propios mandatarios locales los que impulsaron la demostración callejera.

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Si bien la modalidad de alianza entre “los que gobiernan” –el kirchnerismo puede dar cátedra en la materia–, en Santa Fe adquiere otra particularidad por su sistema electoral. La Boleta Única, cuya implementación está siendo fogoneada a nivel nacional por la oposición, fragmenta la oferta electoral por categorías, como si hubieran varias elecciones en una sola. Eso hace que los candidatos de los distintos niveles se desentiendan total o parcialmente de la suerte global de la fuerza política a la que pertenecen. Ese esquema, más el polémico Fondo de Fortalecimiento Institucional aprobado durante el gobierno de Antonio Bonfatti, les dio a los senadores una notable autonomía política. Claro que ahora se ve la contracara: los intendentes y presidentes comunales tienen mayor incentivo para anudar alianzas directas con el dueño de la lapicera.

Eso mismo es lo que explica que los últimos dos ex gobernadores hayan encabezado las listas de diputados provinciales. Es que la Constitución santafesina, vigente desde 1962, otorga a quién gane en esa categoría aunque sea por un voto 28 legisladores y, en consecuencia, el control de la Cámara. En su momento fue pensado con el sistema electoral tradicional, en el que las boletas iban pegadas, con la ideas de ampliar los márgenes de gobernabilidad para el titular del Poder Ejecutivo. Aquel espíritu quedó sepultado con la Boleta Única.

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Por ese mismo motivo es que casi todas las fichas están puestas en que Perotti recorra el mismo camino que sus antecesores socialistas. Pero dentro de las tribus oficialistas hay quienes fantasean con una candidatura presidencial, como prenda de unidad de todo el peronismo –incluido el cordobés Juan Schiaretti– y base en la franja central del país, la más hostil al kirchnerismo. Como ya se dijo aquí, los funcionarios más cercanos al gobernador no descartan esa opción pero la relativizan: cualquier futuro electoral está atado a una buena gestión en Santa Fe.

Ese juego se verificó en el discurso de este domingo. Hubo defensa propia, pero también una mirada nacional: críticas a la asignación desigual de recursos entre el AMBA y el interior del país e incluso una mención anti-grieta al final del mensaje. La movilización a la plaza de la Legislatura tuvo también, en definitiva, ese componente pleno de ambivalencia política.

Fuente:Aire de Santa Fe