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14 de agosto de 2021

Histórica bajante del Paraná: consecuencias e impactos sobre el mercado agrícola

Pese a un contexto internacional muy oportuno para que Argentina saque réditos de su condición de potencia agrícola, la situación del Paraná reduce los márgenes de maniobra.

La situación actual del río Paraná es tan compleja y versátil que puede (y exige) ser encarada desde diferentes aristas. Dicha temática hoy se encuentra presente en diversas agendas políticas debido a las múltiples consecuencias que está generando la bajante y la necesidad de encontrar una solución. Políticos, ambientalistas, productores, exportadores, entre otros, son los que más alertas tienen sobre el preocupante déficit hídrico.

El estado del Paraná en la actualidad

El panorama se muestra adverso, la sequía y la falta de lluvias agravan la bajante que ya es calificada por ciertos organismos locales, como el Instituto Nacional de Agua (INA), como la peor desde 1944 y con probabilidades de superarla. Frente a esta situación, el pasado 26 de julio, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, declaró la “Emergencia hídrica” ante una bajante del Paraná que desestabiliza y preocupa.

La resolución quedó plasmada en el Decreto 482/2021 y se encuentra vigente durante 180 días afectando a siete provincias del país: Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires.

¿Cuáles son las regulaciones que trae? En resumidas líneas, el decreto establece que el Estado se encuentra en monitoreo permanente de la situación, analizando escenarios en el corto y mediano plazo. A su vez, insta a los diferentes ministerios a desarrollar una gestión integral y conjunta, asignándoles tareas que van desde el asesoramiento por parte del INA, monitoreo de infraestructura, evaluación de posibilidades de navegación hasta la prevención de incendios, entre otras. Es de resaltar el rol que se le asigna al Banco Central de la República Argentina y a la AFIP, al solicitarles medidas que resulten pertinentes a la situación y que contemplen el marco actual de las actividades productivas, los puestos de trabajo y sus contribuyentes, respectivamente.

Causas de la bajante

Diversos analistas coinciden en que las causas de este histórico déficit hídrico que se refleja en los caudales mínimos del Paraná son múltiples pero las de mayor influencia son: la mayor demanda del recurso, la deforestación, el uso intensivo de la tierra y la sequía que afectó una buena parte de la Cuenca del Paraná.

Es de destacar que este último factor, la sequía, si bien resultó desfavorable en esta situación, para Brasil fue un driver totalmente disruptivo y determinante este año en lo que respecta al cultivo. Coincidiendo con Bloomberg Green, el rendimiento de los cultivos de Brasil fue muy pobre y el maíz de segunda –conocido como safrinha- fue el más afectado. Por lo tanto, si bien el panorama es adverso desde el punto de vista logístico y climático, otras condiciones salvaron en gran medida el cinturón agrícola de Argentina.

En la siguiente tabla se puede apreciar el estado de cada puerto del río Paraná según los últimos registros realizados por la prefectura naval argentina al 11 de agosto.

Fuente: Datos oficiales de Prefectura Naval Argentina.

Fuente: Datos oficiales de Prefectura Naval Argentina.

 

Consecuencias e impactos de la situación del Paraná en el mercado agrícola

La importancia del Up River para el mercado agrícola es trascendental. El río Paraná es el corredor de salida hacia el Atlántico del 80% de las exportaciones de cultivos, considerándose así la principal vía del comercio argentino.

Teniendo en cuenta la situación actual de caudales mínimos en el principal nodo portuario agroexportador de Argentina nos preguntamos: ¿Cuáles son los impactos que este marco desfavorable está generando en el mercado agrícola?

Los grandes efectos de esta coyuntura pueden observarse en lo que es la logística de exportación. Aguas bajas es sinónimo de menores barcazas en funcionamiento y de reducciones de volumen de carga. Ambas situaciones derivan en demoras que afectan tanto a los precios como a la demanda.

Párrafo aparte para los precios. Los puertos agroexportadores de Rosario, Bahía Blanca y Quequén han visto desventajas y beneficios respectivamente, para los dos últimos, en lo que respecta a las cotizaciones

Agustín Baqué, asesor comercial de granos, en una entrevista con Agroeducación señaló que el cultivo mas afectado con la bajante es el maíz. Los precios de maíz FOB Rosario y maíz FOB Necochea tienen un diferencial de 35 dólares que, obviamente, esa diferencia se traslada al precio FAS. Y si bien un flete desde Rosario a Necochea ronda los 40 dólares, es decir, la diferencia entre ambos precios, productores y exportadores por cuestiones de logística y eficacia prefieren acudir a los puertos del sur de Buenos Aires.

La Bolsa de Comercio de Rosario realizó un relevamiento de datos sobre el ingreso de camiones con maíz a cada puerto con información brindada por entregadores. Mientras que el puerto de Rosario redujo un 19,5% el ingreso de estos en comparación con la campaña del año anterior, los puertos de Quequén/Necochea y Bahía Blanca aumentaron un 105,7% y 45,9%. Son números que asombran y justifican el diferencial de precios entre los puertos.

Si bien este artículo busca resaltar las consecuencias en el mercado agrícola, es de destacar que los efectos van más allá de la agroexportación. Tal como sostienen especialistas de la BCR, Bergero, Calzada, Sesé, Terré e Ybañez, se observan impactos en el ecosistema del río, la actividad pesquera, la labor de las plantas potabilizadoras, entre otras. Un claro ejemplo de que las consecuencias ya no solo se encuentran a la vista en las diferencias del precio de pizarra Rosario-Necochea sino también en lo cotidiano, fue el derrumbe en el muelle del parque España de Rosario; muchos expertos aducen a que la bajante del rio sería la principal causa.

Contexto oportuno, revés de logística

Las perspectivas a futuro indican que la bajante del río continuará por lo menos dos o tres meses más y los rumores entre meteorólogos hablan de una Niña presente en el trimestre noviembre-diciembre-enero, lo que complicaría la situación.

Un contexto internacional permisivo, altos precios en los commodities agrícolas y un Brasil atravesando una gran sequía (principal culpable de empobrecer los rendimientos de sus cultivos) parecía ser el escenario perfecto para que Argentina aprovechara la coyuntura y sacará réditos de su condición de potencia agrícola. Sin embargo, la situación (actual y futura) del Paraná reduce los márgenes de maniobra de nuestro país y según las estimaciones de analistas de la BCR, el semestre comprendido entre el primero de marzo hasta fines de agosto generaría perdidas alrededor de 315 millones de dólares en la cadena de valor granaria argentina.

*La autora del artículo es analista financiera en Big River SA.

Fuente:Agro Clave

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