Sábado 20 de Abril de 2024

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DARIO SCHUERI

12 de mayo de 2021

La última vez con Miguel Lifschitz

l lluvioso martes 2 de febrero de este año fue la última vez que vimos a Miguel Lifschitz en persona; curiosamente desde ese día nunca más nos volvimos a cruzar en la Cámara. Fue en el restaurante de la Sociedad Rural de Santa Fe donde Lifschitz, para nuestra extrañeza, nos había invitado a almorzar la semana anterior, después que le respondiéramos irónicamente un twit al colega rosarino Mauricio Maronna, quien decía que lo bueno de esta profesión es que se come bien con los políticos. Le retrucamos (no encontramos ese twit) algo así como que seguramente no sería con los socialistas. Horas más tarde de ese viernes, Lifschitz nos sorprendería invitándonos a almorzar “el martes que viene” (2 de febrero).

Nos citó a las 13:15, llegamos a horario bajo una pertinaz lluvia, y el ex Gobernador ya estaba arriba de su auto hablando por teléfono. Momento después bajó acomodándose la camisa dentro del jean, nos saludamos y ocupamos mesa. La tertulia, en la galería del restaurante, duró hasta las cuatro de la tarde. Los ocasionales comensales pasaban y lo saludaban respetuosamente, como quien saluda a un viejo conocido, notamos que mientras comían, nadie dio vuelta la cabeza como diciendo “mirá quien está ahí”. Se acercó a saludar el joven empresario y ex dirigente del peronismo “Charly” Rodríguez Sañudo, su rostro delataba la extrañeza por tan singular reunión (en verdad no podía creer que Lifschitz estuviera almorzando a solas con nosotros).
Hablamos francamente y “a calzón quitado” de todo y de todos, menos de Omar Perotti, de quien solo le extrañaban las actitudes para con él cuando habían compartido muchos momentos de cálido afecto siendo ambos intendentes. Para qué ahondar, el resto es historia reciente: Lifschitz y Perotti ya habían contado muchas veces sus versiones del “presupuesto 2020 armado por Lifschitz” y él prefería no hablar, lo intuimos, sobre lo que estaba pasando políticamente.
A nosotros nos interesaba charlar sobre lo que no sabíamos; al fin y al cabo somos periodistas 24 por 7, pero religiosamente respetando los viejos códigos del oficio, hecho que si Lifschitz no lo hubiera comprobado a lo largo de todo este tiempo en que nos conocíamos, jamás se hubiese explayado con la intimidad que lo hizo - ¡justo un hombre cerrado como él - sobre tantos temas.
Naturalmente una de las preguntas que surgió fue “¿cómo llegó Marcelo Saín a su gabinete”?. Quizás la respuesta la conozcan unos pocos allegados, obviamente entre ellos el por entonces Ministro y ahora Diputado Maximiliano Pullaro, de quien Sain fue colaborador dos años. Créannos que es una historia reveladora de la personalidad del ex Ministro de Seguridad que todos conocimos y muchos padecieron.
Nos prometimos a nosotros mismos antes de escribir estas líneas no traicionar la memoria del ex – Presidente de la Cámara de Diputados siendo infidentes. Y así será. No ampliaremos detalles de ésta y otras anécdotas políticas e institucionales.
Sin que nos pregunte, pero seguramente siguiendo el hilo de algún tema, le hicimos un somero repaso de nuestra vida sunchalense y los orígenes de este oficio de periodista que comenzó allá y seguimos ya radicado en los años 80 en esta capital. Recordamos jocosamente cuando, siendo Gobernador, en cada acto nos saludaba con la muletilla “¿alguna primicia Schueri”?. Le confesamos que siempre dudamos si no nos estaba cargando, a lo que respondió con una franca sonrisa: “nooo, usted es una persona muy bien informada”. Halago que nos sonroja contarlo.
Fue allí cuando nos confesó - lo que al día siguiente escribimos en tercera persona bajo el título “Los porque del No rotundo de Miguel Lifschitz al PRO” – que jamás haría una alianza con Juntos por el Cambio en estas legislativas, (“para el 2023 se verá”, confió) “Entraríamos en el universo Cambiemos de Macri- Carrió y seríamos más insignificante que un satélite lunar; además por ganar, ¿cuántos votos?, se preguntó, correríamos el serio riesgo de perder lo que tenemos como FPCyS”, especuló”. Así escribimos nosotros al día siguiente señalando que Lifschitz le había comentado eso “a sus allegados”.
Si bien guardaba sus reparos – tampoco queríamos arrancarle una “primicia” – nos dejaba toda la sensación de que jugaría su candidatura a Senador nacional, y si los aliados radicales insistiesen en aliarse con el PRO, nos desnudó una emotiva e intimista semblanza: “si no tengo que ser candidato, no pasa nada; a esta altura de mi vida estoy satisfecho con lo logrado: fui dos veces intendente de Rosario, Senador, Gobernador, ahora presidente de la Cámara de Diputados; nació otro nieto, me llevo bien con mi pareja, ¿qué más le puedo pedir a la vida?. Fueron tan impactantes sus palabras que las recordamos textuales.
En otro pasaje de la charla, ya en extensa sobremesa mientras los mozos terminaban de levantar las mesas vacías, reveló con sonriente complicidad: “tengo un gabinete en las sombras”, al mencionar a varios de sus ex ministros que colaboraban asesorándolo; “para el 2023”, le acotamos, “tal vez”, respondió. Esa, desde luego, no era una “primicia”.
El resto de la charla él se la llevó a la tumba y nosotros en la discreción profesional. Era la primera vez que un Gobernador – mandato cumplido en este caso – nos invitaba a almorzar a solas.
Percibimos que, más allá de “retrucar” mi irónica respuesta a Maronna sobre la “sobriedad” socialista a la hora de invitar, Miguel Lifschitz nos propuso almorzar porque sentía cierta curiosidad por este “gringo de Sunchales” que permanentemente lo hostigaba tratando de sacarle “primicias”, práctica que se había transformado casi en un respetuoso juego entre dos personas a las que sólo los unía la relación profesional.
No fuimos amigos, en el estricto y afectivo sentido del término, de Miguel Lifschitz. Tampoco de sus antecesores. Solo hacemos nuestro trabajo con respeto y honestidad, teniendo como meta nuestro único destinatario: el público, sea éste lector, oyente radial o televidente, puesto que trabajamos para los tres rubros de la profesión.
En esta nota solo quisimos contar una anécdota de vida profesional con quien fuera Gobernador de la Provincia y acaba de fallecer. Y humana; porque al fin y al cabo los periodistas también somos seres humanos.

Fuente:Dario Schueri

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