El gobierno provincial ahorró unos $3.000 millones en reemplazos docentes y asistentes escolares durante el año 2020 debido a la modalidad de clases no presenciales como medida de resguardo sanitario por la pandemia del coronavirus.

El trabajo cuantifica las erogaciones del Estado santafesino en concepto de salarios, discriminado en administración central (poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y organismos descentralizados y empresas estatales.

Según estos cálculos, de los $ 3. 000 millones, $2.470 millones corresponden a la educación oficial y $600 millones a la privada.

Por otra parte, en el transcurso de 2021, por cada mes de clases no presenciales, el Tesoro santafesino dejó de erogar a razón de $300 millones mensuales por ese mismo concepto, un monto actualizado en base a los incrementos salariales fijados en la paritaria de este año.

En base a ese informe, Olivares –quien además fue miembro paritario por el Estado durante los doce años de la administración socialista en la negociación con el sector docente– indicó que el índice de reemplazos durante el primer año de la pandemia bajó casi cuatro puntos, de 15,9 en 2019 a 12,1 en 2020. Ese índice surge de la diferencia que surge entre el monto abonado en concepto de reemplazos sobre la masa salarial total.

Aunque a valores nominales el gasto total de reemplazos en personal docente y no docente pasó de algo más de $52.707 millones en 2019 a $64.990 millones en 2020, el índice que mide la diferencia con la masa salarial total, se redujo 3,8 puntos.

De ese modo, “cuando se toma los más de $64.990 millones que se pagaron durante todo el año pasado en sueldos docentes en la provincia y se suman los 3,8 puntos de diferencia entre 2019 y 2020, se llega a una cifra de $2.469 millones”, dijo Olivares sobre la masa salarial del sector público. Agregó que “cuando a ese número también se le incorporan los pagos que hace el Estado en la educación privada, se suman $600 millones”, dijo. “Eso nos da la cifra de algo más $3.000 millones que se ahorraron durante la no presencialidad”, dijo.

Olivares explicó que lejos de cuestionar las medidas sanitarias, la cuantificación permite “poner en valor el ahorro que el Estado santafesino hizo por no pagar reemplazos de docentes y asistentes escolares durante el año pasado” cuando no se dictaron clases presenciales.

“La explicación de que no haya habido estos reemplazos fue obviamente en un 95% a que no hubo asistencia a las escuelas”, indicó el economista.

También aseguró que extrapolando estos datos, y aplicando el mismo índice pero actualizando el nivel del salario a la paritaria que cerró este año el sector docente, “se llega a una cifra como mínimo de $300 millones mensuales que el Estado se ahorró por este concepto”.

“Esta dimensión económica nunca fue visualizada y es bueno sacarla a la luz ya que así como el Estado santafesino realiza mayores gastos por la pandemia, también se ahorra otros en conceptos como este”, dijo Olivares.

El año pasado, cuando el gobierno dispuso la cuarentena estricta en la primera ola de la pandemia y se suspendieron las clases presenciales, los docentes reemplazantes salieron a reclamar para que el gobierno les de una respuesta ante la falta de ingresos, provocada por las restricciones, que les impedía contar con un sustento económico. En esa oportunidad, desde Amsafé Rosario se convocó a una “tuitazo” para hacer visible la situación de los docentes reemplazantes, con la intención de que la provincia les otorgue un salario de emergencia ante la imposibilidad de poder trabajar.

Sobre fines de 2020, el gobierno santafesino anunció que durante los meses de noviembre y diciembre pasado les otorgaría una “ayuda” de 10 mil pesos a los reemplazantes y asistentes escolares, que fue duramente cuestionado por ese sector, al considerarla una medida escasa y coyuntural, que no resolvía el problema de fondo de este universo de trabajadores que, en épocas de educación presencial, forman parte de la estructura laboral de la provincia.

Frente a esta reducción en el gasto por este concepto, vale indagar sobre sobre las razones de estas condiciones del trabajo a distancia. Y aunque no haya una respuesta unívoca también es conveniente interrogarse ¿Los docentes tuvieron menos ausentismo, se enfermaron menos, durante el año pandémico? ¿O lo hicieron en similares niveles, pero no fueron reemplazados? La respuesta a estos interrogantes está abierta y también el destino que podría darle el Estado provincial a este ahorro que en forma contundente, muestran los propios números oficiales.

Fuente:La Capital